Dieter RamsEl diseñador alemán Dieter Rams, responsable del diseño de algunos productos de la casa Braun que gozaron en su día de gran popularidad, ha publicado un breve decálogo sobre buen diseño. Aunque sus ideas se centran en el diseño de productos industriales, como radios, exprimidoras, mesas o mecheros, una vez más podemos beneficiarnos enormemente de su sabiduría cuando aplicamos sus principios al diseño de una buena presentación.

1. El buen diseño es innovador

Recordemos una vez más el efecto von Restorff. Las cosas claramente diferentes se recuerdan mejor que las comunes. Lo innovador llama la atención. Haciendo lo que todos es cierto que no fracasarás, pero ¿triunfarás así una sola vez? No transites los senderos trillados. Innova.

2. El buen diseño hace que un producto sea útil

Toda presentación debe cumplir algún propósito, ya sea éste informar, convencer, entretener, motivar, emocionar, o cualquier otro. El buen diseño ayuda a cumplir el propósito de la presentación y a que se cumplan los tres objetivos fundamentales de toda presentación.

3. El buen diseño es estético

En una presentación el elemento visual constituye uno de sus puntos críticos. Las presentaciones no sólo entran por el oído, también por los ojos. Cuando el orador es bueno y el contenido interesante, es doblemente frustrante que los elementos visuales no estén a la altura. Al final, la charla queda deslucida y el público se marcha con mal sabor de boca porque siquiera a nivel inconsciente perciben que algo faltaba. Efectivamente, un buen diseño es lo que se echaba de menos.

4. El buen diseño ayuda a que se entienda un producto

En el caso de las presentaciones, un objetivo básico es fomentar la comprensión del contenido. Un buen diseño constituye un aliado impagable. Si además se hace un uso inteligente y equilibrado de elementos gráficos como fotografías, diagramas, gráficos, animaciones, vídeos, etc., el resultado será espectacular.

5. El buen diseño no se interpone

Diseño no es decoración. El buen diseño no busca llamar descaradamente la atención, no grita para atraer ostensiblemente la atención sobre sí mismo. Cumple silenciosamente su función en un discreto segundo plano. Y a pesar de todo, ¡qué profundo impacto produce!

 

6. El buen diseño es honesto

No busca la manipulación de los asistentes a la presentación, busca transmitir, comunicar, conectar, no causar admiración por sí mismo. A veces constituye la única herramienta para alcanzar ese objetivo fundamental de conectar con la audiencia.

7. El buen diseño es duradero

El buen diseño no consiste en utilizar las últimas características multimedia o el último efecto de animación del programa de slideware. La sencillez prima siempre sobre la aparatosidad y los reclamos pirotécnicos. Una transparencia bien diseñada hoy lo seguirá siendo mañana. Los efectos especiales sin embargo quedan obsoletos con el paso de los años.

8. El buen diseño cuida hasta el más mínimo detalle

La elección de las fuentes, la alineación de los textos, los logos, la selección de las fotografías, la textura del fondo, la corrección de los datos, la estructura de la presentación, la inclusión de anécdotas, todo, hasta el más mínimo detalle, es tenido en cuenta por el buen diseñador. La audiencia lo percibe.

9. El buen diseño se preocupa por el medioambiente

Unas transparencias bien diseñadas no sirven para nada al que no ha visto tu presentación. Recuerda que una presentación no es un documento. En vez de repartir tus transparencias entre los asistentes, ahorrarías papel y tóner si distribuyeras el texto de tu conferencia o un documento/informe con todos los detalles.

10. El buen diseño contiene tan poco diseño como sea posible

Retorno a la pureza, retorno a la simplicidad. Maximiza la relación señal a ruido en tus presentaciones.

 

(Vía Microsiervos)

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