EvaTeLoExplicaCuando Gonzalo me preguntó hace unos días si podía escribir un post sobre storytelling para presentaciones, recordé que en su charla para Innosfera había usado esta cita que tanto me gusta:

«The king died and then the queen died» is a story.

«The king died, and then the queen died of grief» is a plot.

E. M. Forster ~ Aspects of the Novel

Con las citas ocurre como con las imágenes, las canciones y los olores; nos sirven de anclas para recordar ideas más complejas.

Este brillante ejemplo de Forster, estas dos líneas que tan sólo se diferencian en una coma y dos palabras, ¿qué me recuerdan? Y, más importante aún, ¿cómo me pueden ayudar a elaborar mejores presentaciones, exposiciones que cuenten una historia?

Para mí, la esencia está en el sentido y la emoción que damos a los datos.

Veamos cómo traducimos esto a un ejemplo práctico.

Si tuviéramos que diseñar una presentación convencional (éstas que Gonzalo se ha dispuesto erradicar de nuestros auditorios y salas de conferencia) partiríamos de la frase: “Murió el rey, y murió la reina”.

El Rey y la Reina (ilustración de la autora)

¿Y qué haríamos a continuación?

Nos dedicaríamos a buscar evidencias que demostraran a nuestro público qué le ocurrió exactamente a la reina y cómo murió. Nos esforzaríamos por aportar todos los datos relativos al suceso. Elaboraríamos cientos de slides con cuadros médicos, las listas de evolución de temperatura corporal, gráficos de niveles de oxígeno en sangre, de presión arterial y frecuencia cardiaca… Esquemas del cuerpo humano y sus órganos vitales… Todo el catálogo de síntomas, vamos.

Si fuéramos ingeniosos, incluiríamos algún vídeo testimonial del médico de la corte.

Cuando llegáramos a esta pieza, nuestra audiencia ya habría desconectado.

¿Cómo elaboramos entonces una presentación basada en Storytelling?

Imaginemos que nuestra presentación gira alrededor de la idea: “Murió el rey, y la reina murió de pena”.

La diferencia es aparentemente mínima. ¿En qué radica? Exacto, en el sentido que damos a los datos.

Para elaborar nuestra historia, hemos decidido qué unía (para nosotros) a un hecho con el siguiente. Esta conexión es subjetiva y tiene una carga emocional importante. Y formará el hilo conductor de nuestro mensaje. Los elementos que elegiremos para contarlo servirán para añadir relieve y profundidad a los personajes y sus circunstancias.

[Nota de intermezzo: hay una creencia muy arraigada de que existe algo así como “la objetividad”. El tema se merecería un post aparte, por lo que aquí sólo voy a decir que desde mi punto de vista, toda explicación de la realidad, incluso la científica, es subjetiva. Podemos relajarnos pues, en nuestro esfuerzo por “ofrecer todos los datos posibles”. El valor de nuestra presentación radica precisamente en nuestra visión única y personal.]

Decidimos cuál es el sentido que damos a los datos. ¿Cómo los interpretamos? ¿De qué murió la reina? ¿De pena? ¿De miedo a la soledad? ¿De aburrimiento? ¿Acaso murió por casualidad? (Podríamos escoger este último motivo para hablar del sinsentido de la vida, por ejemplo).

A continuación, contamos con todo lujo de detalles cómo estaba la reina, qué hacía, qué pensaba, qué sentía. Y también qué aspecto tenía. Qué comía, si es que comía, con quién hablaba, o si se mantuvo en silencio muchos días.

A través del sentido y de los sentidos, podemos llevar a nuestro público de viaje a un país que sólo nosotros conocemos.

Y como Gonzalo me ha puesto un límite de extensión, me paro aquí y os dejo con dos libros recomendados sobre el tema:

Esta entrada ha sido amablemente escrita por Eva Snijders, coach y storyteller. Cree en la magia de las palabras. Usa la PNL y las buenas historias para transformar problemas en oportunidades y crear un mundo mejor.

- El efecto Scheherezade en las presentaciones

- No muestres datos, cuenta historias

Presentaciones y el arte de narrar historias

- En tu próxima presentación, narra el relato mítico escondido en el corazón de tu empresa

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Usas el storytelling en tus presentaciones?