AntiPowerPointParty

A lo largo del verano he recibido tropecientos tweets y no pocos emails de lectores interesándose por mi opinión con respecto al tan cacareado Partido Anti PowerPoint. Algunos os preguntaréis: ¿por qué entonces has guardado silencio durante tanto tiempo? Muy sencillo. Porque me parece una soberana estupidez. Lo veo como una simple campaña de marketing para vender ejemplares de su libro “The PowerPoint Fallacy”. Al fundador de esta charlotada, el tal Matthias Poehm, hay que reconocerle brillantez como estratega marketing-iano: ha conseguido que su libro aparezca mencionado en todos los periódicos y blogs más influyentes del mundo. Desde luego, una maniobra digna de figurar en los libros de texto sobre marketing y enseñarse en las escuelas de negocio sobre cómo conseguir que cientos de diarios, miles de blogueros y millones de tuiteros te hagan publicidad gratis. A estas alturas que yo mismo lo mencione desde mi humilde blog no va a alterar su volumen de ventas. Eso sí, me niego a enlazarlo, así que tendrás que buscarlo en Google.

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PowerPoint no te hace estúpido, la incapacidad de pensar te hace estúpido

Ya estoy harto de oír voces estentóreas alzarse en contra del PowerPoint: desde el insigne profesor Edward Tufte de la Universidad de Yale en su artículo PowerPoint is Evil, hasta el periodista francés Franck Frommer, y ahora el líder del Partido Anti PowerPoint. Como si el pobre PowerPoint tuviera la culpa de la progresiva idiotización a que nos estamos viendo sometidos desde hace décadas.

Si una persona es incapaz de alumbrar ideas brillantes y de articularlas en un discurso coherente, que use PowerPoint para exponer al mundo sus sandeces no hace culpable a la herramienta de su incapacidad de pensar.

Si una persona se limita a volcar en sus intervenciones en público montañas de información desestructurada, incapaz de establecer conexiones entre distintos campos, de sintetizarla, de adaptarla al conocimiento previo de la audiencia, de buscar analogías, de jerarquizarla, etc., ¿culparemos a ello de PowerPoint porque sea la herramienta elegida para vomitar esa indigestión de datos?

¿Acaso antes de la llegada de PowerPoint, las salas de conferencias y de reuniones estaban pobladas por mentes preclaras de luminosas ideas expuestas con pasmosa brillantez? ¡Venga ya!

Qué queréis que os diga, para mí PowerPoint bien usado es una herramienta de comunicación extraordinaria. Estoy de acuerdo en que mayoritariamente se hace un uso nefasto de la herramienta. De ahí a culpar a PowerPoint del fracaso de las presentaciones es cerrar los ojos al verdadero problema: nuestra falta de claridad de ideas y de organización coherente del pensamiento.

No es que no sepamos usar PowerPoint: es que estamos olvidando cómo pensar.

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¿Opinas que PowerPoint nos hace más estúpidos?