“Cualquiera puede ser el mejor guitarrista del mundo si está dispuesto a pasarse los siguientes 30 años practicando 10 horas diarias los 7 días de la semana.”
—Paco de Lucía
Desconfío de esos libros y cursos que te prometen resultados milagrosos en un fin de semana. En mi experiencia como ponente y formador, no existen atajos ni ingredientes secretos para convertirse en un gran orador: sólo práctica, práctica y más práctica. Para presentar bien hay que presentar mucho. A pesar de todo, siguen preguntándome a cada paso en cursos y conferencias “qué claves [mágicas] conoces para mejorar mis presentaciones”.
Conozco una sola clave que, llevada a la práctica, vuelve innecesarias todas las demás. Es muy sencilla:
Grábate en vídeo
Sí, habla sobre cualquier tema delante de una cámara durante cinco minutos al día, a continuación pasa el vídeo y luego examina la grabación con ojo crítico: qué te ha gustado y qué cambiarías la próxima vez. No hay mejor coach de presentaciones que una cámara de vídeo. Si posees la firme determinación de mejorar y la fuerza de voluntad para dedicarle a este ejercicio quince minutos diarios durante varios años, te convertirás en maestro del arte de presentar. Garantizado. Te lo firmo ahora mismo ante notario.
Ya puedes dejar de leer blogs, de estudiar libros y de acudir a cursos. A menudo son excusas para no trabajar. En su lugar, toma una cámara y grábate. Y no solo hoy. También mañana, y al otro, y al otro, y así un día y otro día, año tras año, hasta que hables como nunca habrías soñado que fuera posible.
Hablar en público no es cuestión de talento sino de disciplina.
[Si prefieres una persona en lugar de una máquina para ayudarte a mejorar tus habilidades de comunicación, apúntate a uno de mis próximos cursos en abierto.]
Entradas relacionadas
Para presentar mejor, grábate en vídeo
El mejor consejo para mejorar tus presentaciones: practica, practica, practica
Diálogo abierto
¿Has probado a grabarte en vídeo? ¿Cómo te ha ayudado?
Me parece que el feedback mas importante es el de uno mismo, si se tiene la suficiente capacidad de ser autocritico ademas de mucha objetividad. A mi me ocurre lo mismo que uno de tus lectores que mencionó que no le gustaba escucharse a sí mismo. Me imagino que esto tambien forma parte de ese aprendizaje que toma muchos años hasta que a uno le empieza a gustar la forma en que uno habla en público. Muchas gracias por tus recomendaciones.
La limitación que le veo al feedback de uno mismo es que no es objetiva y está condicionada por el conocimiento poseído sobre el tema en cuestión. Un experto puede poner su objetividad y experiencia al servicio de ese feedback tan necesario.
Y sí, sentirse a gusto con uno mismo, con nuestra voz y nuestra imagen, es un largo proceso de aprendizaje. Tal vez cambie con las nuevas generaciones, que desde que nacen están siendo fotografiadas y grabadas en vídeo casi a diario.
Interesante consejo. Creo que lo pondré en práctica para ver que tal lo hago ja. Uno piensa que lo hace bien hasta que la tecnología muestra la realidad 😉
Nada como la fría objetividad de una cámara de vídeo para tomar conciencia plena de cómo lo hacemos 🙂
En el fondo, de lo que se trata es de obtener feedback pero, ciertamente, es complicado encontrar a otra persona que sea (1) lo suficientemente crítica y entendida como para que su opinión suponga un punto de inflexión, y (2) que sea capaz de retroalimentarnos con el suficiente tacto como para que el tiro no salga por la culata. También defiendo la eficacia de grabarse y reconozco que funciona, aunque también admito que, como bien dices, requiere de mucha disciplina.
La cámara de vídeo me parece un complemento ideal al consejo del experto, que como dices es o bien difícil de encontrar o bien caro. Una vez asimiladas sus enseñanzas y sabiendo en qué te debes fijar, la cámara te mostrará todo lo que necesitas saber para mejorar. El resto es practicar, practicar y practicar.
Peter Norvig lo escribió hace un tiempo:
Aprende a programar en diez años
¡Qué magnífico título! Yo no soportaba esos libros de «Aprende [lenguaje X] en una semana» o los de «Aprende [lenguaje X] en 21 días». ¡Con los años que a mí me costó!
Habitualmente grabo mis presentaciones, pero me da mucho vergüenza verlo. Creo que soy demasiado auto-critico…
Sí, tendemos a juzgarnos a nosotros mismos con mayor severidad que con ninguna otra persona. Nos cuesta ver qué hacemos bien mientras que podemos escribir un listado infinito de lo que creemos que hacemos mal. Afortunadamente, a fuerza de vernos vamos aceptándonos y nos relajamos.
Muy honesto tu consejo. Muchas gracias. Una cámara de video y tratar de encontrar tu propia voz, ser tu mismo; son sugerencias que valen oro. Además de leer tu libro 😉
Está claro que contar con un consejo experto además de con una cámara de vídeo puede acelerar el proceso 😉
Cuando tengo que presentar, siempre me siento nerviosa y me da la sensación de estar hablando atropelladamente. Sin embargo, las personas que me veían me decían que estaba teniendo una imagen distorsionada de cómo lo estaba haciendo, y que transmitía calma y seguridad. En un ejercicio de un curso, nos grabamos en vídeo presentando delante de los compañeros y pude comprobar cómo, efectivamente, tenían razón.
Evidentemente, también encontré cosas que me gustaría mejorar, y en las que trato de trabajar, pero sí que quería hacer este comentario para recomendar esta técnica a tus lectores. Porque no sólo es útil para analizar los fallos, sino también para dar seguridad y confianza a uno mismo, y para comprobar que también hay cosas que haces bien.
He descubierto hace poco tu blog, aunque es la primera vez que comento. Estoy aprendiendo mucho con él! Enhorabuena 🙂
Gracias, Lucía, por tu aportación. En efecto, existe un abismo de distancia entre nuestra percepción subjetiva de cómo lo estamos haciendo y cómo no ven los demás. Siempre somos jueces más serveros con nosotros mismos de lo que lo seríamos con ninguna otra persona.
Grabarnos en vídeo ayuda a ganar confianza y seguridad.
Conozco esta técnica como AUTOESCOPÍA.
Te grabas, analizas, corriges y vuelves a empezar.
Yo no he probado directamente en presentaciones; sí en procesos de enseñanza-aprendizaje y de verdad que se aprende.
Claro. Presentaciones, enseñanza, deportes, magia, teatro, … Me cuesta imaginar una sola disciplina que no se beneficie del feedback de una cámara de vídeo.