“Alcanzar la maestría no es cuestión de cuánto practicas sino de cuánto tardas en corregir tus errores.”
—Annie Murphy Paul
El último libro de Dan Pink, La sorprendente verdad sobre qué nos motiva, contiene un tesoro de valiosísimos hallazgos. Entre ellos me pareció especialmente relevante para el tema de las presentaciones lo que el psicólogo cognitivo de la Florida State University, Anders Ericsson, denomina la práctica deliberada:
Un esfuerzo de por vida para mejorar el desempeño en un dominio específico.
La práctica deliberada no consiste en correr un par de kilómetros diarios o aporrear el piano durante 20 minutos al día. Debe contar con mayor foco, poseer un propósito más profundo y, sí, ser sacrificada. Sigue estos pasos durante una década y serás maestro en la disciplina que elijas, como por ejemplo el Arte de Presentar:
1 Recuerda que la práctica deliberada posee un solo objetivo: mejorar el rendimiento
Los que practican el tenis una vez por semana durante años no mejoran en absoluto si hacen lo mismo cada vez, afirma Ericsson. La práctica deliberada tiene que ver con cambiar tu rendimiento, estableciendo nuevas metas y esforzándote por hacerlo un poco mejor cada vez.
2 Repite, repite, repite
La repetición importa. En un partido Larry Bird anotó una canasta de 3 puntos en el último segundo y medio cayéndose, la cual le dio la victoria a su equipo. Tras el partido, un periodista le dijo: “Vaya suerte has tenido al encestar esa canasta, ¿no crees?”. A lo que Larry Bird respondió: “Sí, es curioso, cuanto más practico más suerte tengo…”.
3 Busca feedback constante y crítico
Si no sabes cómo lo estás haciendo, nunca sabrás cómo mejorar. Aunque es difícil encontrar opiniones sinceras sobre tu trabajo, busca si es necesario la ayuda de un profesional.
4 Concéntrate sin piedad en donde mayor ayuda necesitas
Mientras que a la mayoría de nosotros nos gusta incidir en lo que ya se nos da bien, según Ericsson, “aquellos que mejoran trabajan sus debilidades”.
5 Prepárate para un proceso que será física y mentalmente agotador
Tal es la razón por la que tan poca gente se entrega al proceso y por la que funciona.
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DIÁLOGO ABIERTO
¿Qué estrategias sigues para mejorar tu práctica de presentaciones?
Hola buenas tardes.
Excelente el post.
Mi experiencia en particular sobre las presentaciones, en contraste con las recomendaciones que indican acá han sido las siguientes:
1. Constantemente busco la opinión de otras personas. Al pasar del tiempo he conseguido gente bien interesada en mi desarrollo y preocupada por la excelencia, así como bien profesionales, por lo que les puedo confiar la pregunta del «cómo quedó todo?» y puedo sentirme seguro de que las respuesta serán del todo sinceras y que apuntarán en ir cerrando esas brechas para llegar a la excelencia. En lo particular soy Pastor de una Iglesia Evangélica en Caracas, Venezuela y suelo hacer presentaciones en la Congregación a menudo, pues cada semana, por lo que me ha sido fácil ir puliendo cada presentación. Repito y repito y repito. Adicionalmente grabamos cada sesión y tenemos la oportunidad de ir revisando esos detalles que pasan desapercibidos.
Suelo practicar deliberadamente y puedo decir que es la única manera de ser cada vez más excelente.
Me encantó el post.
Felicitaciones.
Veo que haces dos cosas excelentes para mejorar:
1) Pedir y recibir opiniones sinceras sobre tus presentaciones.
2) Grabarte en vídeo y analizarlos posteriormente.
En en un par de entradas pasadas he mencionado el papel capital que juegan esos dos elementos en toda estrategia de mejora.
¡Enhorabuena!
Mañana mismo me focalizo en mis errores! Muy bueno y práctico.
Hoy mejor que mañana 😉
La práctica hace al maestro. Hay que tener mucha disciplina y fuerza de voluntad, sobre todo para no esconderse detrás de lo que (uno) hace bien y decidir dar el paso a atacar lo que puede mejorar…
Gracias por tu comentario, Sebastián. Por lo que parece, no basta con practicar, sino que es importante corregir los errores. A veces hacemos lo mismo una y otra vez, sin mejorar, precisamente porque no modificamos el rumbo. ¡Qué difícil es obtener una opinión sincera sobre cómo presentamos! Sin bucle de realimentación, es difícil mejorar.