“La perfección no se alcanza cuando no hay nada más que añadir, sino cuando no hay nada más que quitar.”
—Antoine de Saint-Exupéry

Los ingenieros de teleco nos esforzamos por identificar y reducir las fuentes de ruido en la comunicación. En las presentaciones compórtate como un teleco diligente: identifica y reduce el ruido, todo aquello que distrae y confunde a la audiencia, sin contribuir para nada a comunicar tu mensaje. Y no me estoy refiriendo al zumbido del aire acondicionado ni a las obras del metro fuera de la sala. Hablo del ruido que tú mismo introduces en tus presentaciones sin darte cuenta, mucho más dañino que el ruido ambiente. En esta entrada descubrirás cuáles son las dos grandes fuentes de ruido y cómo eliminarlas (idealmente).

1 Ruido en las diapositivas

Cuanto más contenido tiene la diapositiva, más compite contra ti por la atención de la audiencia. ¿Quién es el portador del mensaje? ¿Las diapositivas o tú?

Los efectos especiales en PowerPoint, Keynote y Prezi, usados porque sí, porque son llamativos, no aportan nada a la claridad del mensaje, no harán que te entiendan ni recuerden mejor. Y al cabo del rato aburrirán y cansarán. ¿Atraparán la atención? Sí, atraerán la atención sobre sí mismas, no sobre el mensaje. Además, su valor marginal se reduce exponencialmente con cada nuevo uso.

Todos los elementos en una diapositiva, ya sean estáticos, como texto, imágenes, gráficos, o dinámicos, como animaciones y transiciones, deben existir siempre al servicio de la comunicación de tu mensaje. Cuando revises las diapositivas de tu presentación, pregúntate ante cada elemento que aparece en ellas:

¿Para qué lo has puesto?

Si en tu fuero interno sabes que la respuesta es “para llamar la atención”, “porque es chulo”, “porque queda guay”, “porque así puedo leerlo si me olvido”, entonces mejor harías en eliminarlo. Se trata de ruido, nada más.

Si tu presentación es aburrida, si tu mensaje es confuso, si no aportas valor, añadir efectos vistosos de Prezi o la última animación de Keynote o PowerPoint sólo aumentará el ruido. Añade todos los efectos pirotécnicos que quieras: seguirá siendo aburrida, confusa y carente de valor.

Prueba a afeitar tus presentaciones con la navaja de Ockham. Consulta estos cinco principios de diseño para reducir la carga cognitiva de las diapositivas de tus presentaciones.

Recuerda: en diseño, lo que no suma, resta.

2 Ruido en la exposición

Mientras hablas, comunicas con todo tu ser, no sólo con tus palabras. Existen en ti mismo muchas fuentes de ruido indeseable:

  • Muletillas: distraen a la audiencia y te restan credibilidad. Sustituye las muletillas por silencios.
  • Gestos innecesarios: agitar las manos frenéticamente delante de la cara o estar continuamente tocando alguna parte de tu cuerpo o algún objeto distrae y te resta aplomo. Utiliza las manos para dibujar con ellas las palabras que pronuncias. Tus gestos deben ser ilustradores, no cansinos ni repetitivos. Adopta la posición VASE y desde ahí, despega los codos de los costados, eleva las manos por encima de la cintura. Transmitirás con ellas fuerza y energía. Conviértete en un águila majestuosa, no en un pollo sin cabeza.
  • Vestimentas inapropiadas: acudir con ropa y complementos que desentonan puede hacer que la audiencia esté más pendiente de tu aspecto que de tu mensaje. ¿Quieres ser recordado como “el que habló en chanclas” o como “la de los pendientes que parecían hula hoops” (por cierto, ambos casos reales)? Vístete de manera apropiada para la ocasión.

La optimización se consigue quitando, no añadiendo

Eliminando todo lo innecesario te aseguras de que la audiencia sólo presta atención a una cosa: tu mensaje. Maximiza la relación señal a ruido en tus presentaciones.

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Qué fuentes de ruido has identificado en tus presentaciones? ¿Cómo las combates?

[Créditos: Imagen adaptada de “Trees, maps, and theorems”, por Jean-luc Doumont]