Michael Bay es un productor y director de cine estadounidense de gran éxito. Ha creado taquillazos como Armageddon, La Roca, Pearl Harbor o la trilogía de Transformers. La semana pasada se convirtió en uno de los personajes más comentados en las redes sociales. ¿Estrenó algún nuevo blockbuster? ¿Mató a su mujer con una salchicha alemana? No. Protagonizó uno de los mayores bochornos en el mundo reciente de las presentaciones.

Fue invitado por Samsung al impresionante International Consumer Electronics Show celebrado en Las Vegas para presentar sus nuevos televisores curvados. A los pocos segundos de empezar su charla, falló el teleprompter, el señor Bay se bloqueó, anunció que improvisaría, balbució algunas palabras más y, finalmente, abandonó el escenario abatido y totalmente derrotado.

No puedes tener el control absoluto, pero puedes estar al mando

Hasta los mejores oradores del mundo cometen o padecen errores. Subido a los escenarios durante muchos años, he aprendido que los errores e incidencias durante una presentación muestran a la audiencia de qué pasta estás hecho. Cuando falla la conexión a Internet, cuando te quedas en blanco, cuando un vídeo no arranca, cuando a alguien le suena el móvil y se pone a contestar en medio de tu charla, cuando la audiencia es hostil, … ¡ahí es donde demuestras tu verdadera talla como ponente!

¿Has hecho tus deberes?

Existen muchos fallos posibles que escapan a tu control durante una presentación:

  • Un proyector cuya bombilla se funde o que cae del techo.
  • Un portátil que se bloquea.
  • Un técnico de sonido que no ajusta bien el micrófono.
  • Una persona que revienta con sus comentarios o con su móvil tu presentación.
  • El sistema de sonido que falla.
  • Una WiFi tan solicitada que te impide acceder a Internet.
  • Un teleprompter que no funciona, como le ocurrió al pobre Michael Bay.
  • Y muchos más.

Nunca culpes de cualquier incidencia o error a la organización. Tú eres el único responsable, no del error, sino de tu reacción ante él.

No puedes evitar que ocurran este tipo de incidencias durante una presentación. Escapan a tu control. Lo único que sí puedes controlar es tu reacción ante ellas. La audiencia discierne perfectamente cuándo la culpa es o no tuya. Y siempre valorará tu elegancia y cortesía al gestionarlas aunque sean culpa de otro.

¿Cómo puedes prepararte para una reacción que apuntale tu credibilidad ante la audiencia?

1 Prepárate a conciencia

Nunca des por hecho que sabes tanto del tema que puedes hablar sin ninguna preparación previa: selecciona y ordena con esmero tus ideas para la ocasión; ensaya, no una, sino muchas veces; practica, practica y practica. Cuanto más practiques, mejor te sabrás tu material, hasta llegar a ser capaz de hacer tu presentación sin apoyo multimedia y sin teleprompters.

Cuanto más te juegues en tu presentación, mayor tiempo deberás dedicar al ensayo.

2 Ten un Plan B por si viene Murphy a amargarte la vida

No dependas por completo de la tecnología porque puede dejarte tirado. Cuando voy a la montaña, no confío en mi GPS: llevo mapa, brújula y sé cómo usarlos. Del mismo modo, deberías ser capaz de hacer tu presentación sin tecnología aunque la hayas creado usándola en grandes dosis. Entiéndeme bien: no digo que nunca uses tecnología. Sólo que, llegada la ocasión, deberías poder contar tu presentación sin apoyo tecnológico. En caso contrario, no estás preparado. En mis cursos trabajamos mucho el presentar sin PowerPoint. ¿Cómo?

¡El papel es tu amigo! Imprime tus diapositivas. O lleva notas en tarjetitas. O escribe en un post-it escondido en tu mano los puntos clave de tu charla. Busca alternativas de baja tecnología. Piensa siempre en un Plan B.

3 No atraigas innecesariamente la atención sobre el fallo

Hay fallos muy llamativos y otros pequeñitos. A veces llamamos innecesariamente la atención sobre ellos. Recuerdo que en una ocasión durante mi presentación no funcionó el sistema de sonido de la sala durante la reproducción de un vídeo. En lugar de despotricar contra la organización, responsables directos del fallo, reproduje el vídeo, improvisando la pista de sonido con mi propia voz. Aproveché para hacer algún chiste. La audiencia rió. Nadie salió perjudicado. Claro que si no dominas tu material, ¿cómo demonios vas a improvisar?

4 La vida es riesgo y hablar en público, ¡ni te cuento!

Por mucha planificación y preparación, resultará imposible erradicar todos los errores propios o ajenos durante una presentación. En tu mano está reaccionar con elegancia ante ellos.

Si el error llega, sonríe y sigue adelante. Luego, por la noche, cuando llegues a tu casa, con la calma que proporciona la distancia, analiza cómo reaccionaste y cómo podrías haber reaccionado mejor. Verás cómo para el próximo evento habrás aumentado una o dos tallas como ponente.

Sólo hay una cosa peor a que hablen mal de ti: que no hablen de ti

En el caso de Michael Bay, lo cierto es que difícilmente podría haber ideado una forma más exitosa para que millones de personas hablen de él.

A veces, lo más memorable de tu presentación será un formidable error. Reacciona con elegancia, ríete de ti mismo y tal vez conseguirás ser largamente recordado.

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Cuál ha sido el error más tremendo al que te has enfrentado durante una presentación? ¿Cómo saliste del atolladero?

[Créditos: Ilustración medieval del Infierno, en el manuscrito Hortus Deliciarum (1180) por Herrada de Landsberg]