“Cuando la mirada es sincera, se convierte en un puente entre dos almas.”
Pacoyo

Una de las formas privilegiadas de establecer una conexión emocional con la audiencia es la mirada.

¿Qué impresión te da alguien que no te mira cuando te habla? Tal vez una sensación de desconfianza, de inseguridad… Muy posiblemente no te esté convenciendo con su argumento, sea el que sea.

Cuando una persona nos mira mientras nos habla suele transmitirnos franqueza y confianza. ¿Acaso no es eso lo que te gustaría trasladar a tus oyentes cuando te diriges a ellos?

El problema es que habitualmente los ponentes hablan mirando a la pantalla, no a la audiencia. ¡Como si fuera a ella a quien están dando la ponencia! Perdiendo así la conexión con el público que, en el mejor de los casos, mirará también a la proyección, y en el peor, a sus propias pantallas móviles.

Otro error típico es mirar hacia el público, pero sólo a una persona. Puede suceder que en primera fila haya alguien sonriente, que asiente cada vez que decimos algo y por ese motivo cae en esta persona lo que podría denominarse como: “la maldición del elegido”. A partir de ese instante esta persona no podrá dejar de atender al ponente, pudiendo resultarle incómoda esta presión, mientras que el resto de la audiencia se va sintiendo cada vez más desconectada.

Para evitar este efecto una de las técnicas que recomendamos en los cursos de Exposición Oral consiste en acostumbrarnos a “repartir” nuestra mirada, como si de mantequilla sobre tostada se tratase, entre la audiencia. Distribuirla de forma equitativa entre el público presente.

Mirando directamente a la audiencia podremos calibrar su estado, saber si están entendiendo lo que tratamos de comunicarles y cómo varía su nivel de atención.

Todavía hay más ventajas; además y de forma inconsciente, tu público te percibirá como alguien cercano, amigable y con auténtico interés en su bienestar. Prestarán más atención a lo que digas y les resultarás más creíble.

Mantener un buen contacto visual, al contrario de las recomendaciones que sugerían mirar al infinito y no a la audiencia, te permitirá sosegarte durante los primeros minutos de tu presentación.

No te prives de la oportunidad de conectar con tu audiencia.

[¿Quieres aprender a controlar la mirada durante tus presentaciones? Apúntate a nuestros próximos cursos sobre Cómo exponer presentaciones de alto impacto.]

DIÁLOGO ABIERTO

¿Recuerdas alguna “leyenda urbana” de cómo se debería mirar al auditorio para evitar los nervios?

[Créditos: Observe diseñado por la-fabrique-créative.]