Cuenta la fábula que un rey soñó que perdía todos los dientes. Al despertar, intrigado, mandó llamar a un intérprete de sueños. Al escucharlo, el analista respondió sin dudar:

“¡Qué gran desgracia! Cada diente caído representa la muerte de un pariente querido de vuestra excelencia. Sufrirá mucho por estas pérdidas”.

El rey, enfurecido, gritó:

“¡Qué insolencia! ¿Cómo te atreves a decir algo así? ¡Castigadle con cien latigazos!”.

Sin, embargo, como todavía se hallaba intrigado, decidió consultar a otro intérprete. Éste, tras escuchar con atención, le comentó con tranquilidad:

“¡Gran señor! Os ha sido reservada una gran dicha. Este sueño significa que sobreviviréis a vuestros parientes”.

El semblante real se iluminó de felicidad y con una gran sonrisa ordenó que dieran cien monedas de oro al portador de tan buenas noticias.

SI QUIERES SER PERSUASIVO, ENMARCA FAVORABLEMENTE TUS ARGUMENTOS

En su libro Frases como puños. El lenguaje y las ideas progresistas, Luis Arroyo propone varios ejemplos de cómo la elección de las palabras determina las imágenes suscitadas en la mente de la audiencia. En un experimento sociológico, Arroyo comprobó que si dices a los españoles:

“Está bien pagar más impuestos, si eso significa tener más servidores públicos tales como profesores, médicos o científicos.”

El 75% está de acuerdo. Pero si dices a esos mismos españoles:

“Está bien pagar más impuestos, si eso significa tener más funcionarios.”

Sólo el 21% está de acuerdo, menos de un tercio. El efecto del enmarcado es notable, como en el siguiente experimento:

“Es necesario que en las empresas haya representantes de los trabajadores que se dediquen sólo a resolver los problemas laborales que surgen.”

Consigue un acuerdo del 71% entre los encuestados. Cuando la pregunta se enmarca de la siguiente manera:

“Es necesario que en las empresas haya liberados sindicales que dejen su trabajo habitual para dedicarse a tareas del sindicato.”

El acuerdo cae a un 40%, casi la mitad. No es lo mismo hablar de “sindicalistas” que de “representantes de los trabajadores”, aunque te refieras a lo mismo.

ABRAPALABRA, O CÓMO HACER MAGIA RETORCIENDO EL LENGUAJE

Estoy leyendo un libro más que necesario en nuestros días de bombardeo informativo: Curso de autodefensa intelectual, escrito por el profesor de Educación Fundamental de la Universidad de Québec, Normand Baillargeon. En él nos previene contra el uso abusivo de eufemismos en los medios: palabras que sirven para enmascarar o al menos para mitigar una idea desagradable refiriéndose a sus connotaciones menos negativas con el fin de inducir a error al auditorio.

A modo de ejemplo, cita numerosas expresiones “eufemísticas” que enmarcan la cuestión de la guerra favorablemente.

Realidad Eufemismo
Muerte de civiles Daños colaterales
Campo de concentración Centro de pacificación
Fuerzas de ocupación Fuerzas de mantenimiento de la paz
Guerra contra Iraq Operación Tormenta del Desierto
Entrada de tropas americanas en Somalia Esfuerzo de alivio y Misión de compasión (Bill Clinton)
Comisión de actos terroristas Lucha contra el terrorismo
Invasión Incursión
Bombardeo que se espera preciso en razón de la proximidad de civiles Ataque quirúrgico
Retirada (de nuestra parte) Repliegue estratégico
Retirada (del enemigo) Reorganización táctica
Matar Suprimir
Bombardeo Ataque de defensa reactiva

 

Las declaraciones de nuestros políticos, empresarios y dignatarios rebosan perlas semejantes. Sólo hay que estar atento para detectarlas y no sucumbir al enmarcado fácil. Se puede glorificar, denigrar o neutralizar aquello de lo que se habla por la sola elección de las palabras usadas.

Usa sabiamente las palabras en tus presentaciones para comunicar la verdad.

DIÁLOGO ABIERTO

¿Qué otros ejemplos de enmarcado has detectado últimamente en los medios?

[Créditos: Hands diseñado por Gustavo Cordeiro.]