El escenario infunde respeto, ¿verdad? Da igual que te dirijas a un público desde la tarima de un aula, desde la escena de un teatro o desde el extremo de la mesa de una sala de reuniones. De repente, te encuentras de pie delante de un público, rodeado de un espacio que parece estar pidiendo que lo llenes. Y algo dentro de ti te dice que, efectivamente, debes colmarlo de algún modo, pues, de lo contrario, acabará engulléndote.

Si alguna vez has hablado en público y te has sentido pequeño dentro de tu espacio de orador, sabes a lo que me refiero y a buen seguro conoces esa sensación de que tus palabras no llegan con fuerza a tus oyentes, o de que lo hacen amortiguadas, como si hablases con sordina. Para mí, lo peor de todo es sentir que eres incapaz de traspasar esa cuarta pared de la que hablan los actores, ese muro invisible que separa al orador de su público y que le impide conectar con él.

1Compórtate en el escenario como en tu casa

Quiero compartir contigo una idea que me ayuda: compórtate en el escenario como en tu casa. Me explico. Desde luego, no estoy planteando que hables en público en pantuflas, desplomado en un sofá y cubierto con una mantita. Me refiero a que consideres el escenario como un espacio que te sientas tan libre de usar y recorrer como el de tu propio hogar. Piensa, por ejemplo, en cómo te mueves por el salón de tu casa: entras en él con paso natural, dejas tus cosas sobre la mesa de siempre, te acercas a la ventana y corres las cortinas, enciendes la televisión y miras de pie durante unos instantes el programa que se esté emitiendo, vas a la cocina a por un vaso de agua y regresas, tomas un posavasos para dejar el vaso sobre la mesa, etc. En definitiva: te mueves por él sin restricciones y usas el mobiliario con naturalidad. Procura demostrar sobre el escenario algo de esa comodidad natural. Te hará sentir a gusto y el público lo notará. A continuación te ofrezco tres recomendaciones para conseguirlo

2Aprópiate del escenario

Los animales marcan su territorio para señalar a los demás los espacios que les pertenecen. Marca tu territorio escénico hablando desde diferentes lugares al conjunto del público o a partes de él. Por ejemplo, acércate al extremo derecho de la escena para hablar a los espectadores de esa zona, regresa después al centro para dirigirte a todos, y termina desplazándote hasta el extremo izquierdo para hablar desde allí a los que están sentados por ese lado o, por qué no, a todos a la vez.

3Toma posesión del aire

Sí, del aire. Porque ese territorio, ese espacio desde el que hablas es también el aire que tu cuerpo penetra cada vez que te mueves. Toma posesión del aire levantando los brazos, extendiéndolos por delante del cuerpo, señalando con la mano el extremo más alejado de la sala, girando el cuerpo para señalar con un dedo un objeto que queda detrás de ti. Haz que se mueva el aire que te rodea por delante, por detrás, por arriba y por abajo.

4Aprópiate de los objetos

Demuestra que los consideras a tu disposición durante el tiempo que vas a hablar. Si en el escenario hay una mesa, posa tus notas sobre ella; si hay una silla y lo juzgas apropiado, apóyate o siéntate en ella para descansar de vez en cuando. Si hay un televisor, acércate a él y utilízalo como ejemplo de algo. Si hay un vaso y una jarra de agua, sírvete y bebe.

Recuerda: el público ve y siente estas cosas, y la naturalidad que transmitirás comportándote de esta manera les hará sentir a gusto contigo porque les inspirará confianza en ti.

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Qué haces habitualmente para sentirte delante del público como en tu casa?

[Créditos: Curtains, diseñado por Razlan Hanafiah; Sleeping, diseñado por Clara Joy.]