Yo soy su anfitrión. Dejen sus problemas en la puerta. ¿Cómo?

¿Que la vida es complicada? Olvídenlo, aquí dentro la vida es hermosa,

las chicas son hermosas, hasta la orquesta es hermosa…

Cabaret

Daniel Webster, afamado orador, ex senador del estado de Massachusetts, solía decir que prefería aparecer ante un auditorio vestido a medias, que preparado a medias. No puedo estar más de acuerdo. Aunque disfruto cuando la ocasión me permite ofrecer un extra a la audiencia que no estuviera en guión, a la hora de presentar un evento soy incapaz de imaginarme una intervención mejor que la improvisación… preparada.

Hace muy poco hemos podido disfrutar de las galas de Los Goya y de Los Oscars. Haciendo patria diré que me he divertido mucho más con la primera y que, salvando las distancias porque en medios han vuelto a ganarnos, ambas tenían un denominador común: un gran maestro de ceremonias.

Esta figura es mucho más importante de lo que a priori pudiera parecer, hasta el punto de depender de ella el éxito o fracaso del evento. ¿Creéis que exagero? A todas luces Neil Patrick Harris fue el único culpable de que la 87 edición de los Premios Oscar fuera la menos vista en siete años. Por lo que prepararse a conciencia para no convertirnos en cabeza de turco se vuelve imprescindible.

Un buen Maestro o Maestra de Ceremonias debe ser capaz de mantener el ritmo del evento, generar una buena disposición en la audiencia, cuidar al resto de presentadores o premiados, y además debe conocer las 5 claves prácticas para asegurar el óptimo desarrollo del evento.

Tener muy presente la escaleta:

En los eventos, como en las presentaciones en general, se cumple una premisa: hay siempre menos tiempo del que teníamos asignado. Por lo que es necesario ajustar en la medida de lo posible tus intervenciones para cumplir con el horario previsto. Conocer al detalle la escaleta nos ayudará a minimizar cualquier imponderable.

Investiga a los ponentes y prepara una manera original de presentarlos.

En ocasiones es el aspecto más descuidado por los maestros de ceremonia mediocres, que suelen caer en los estereotipados clichés del estilo: “me produce un gran honor presentarles al maravilloso…”, “es un auténtico placer contar esta noche con…”, precedido de un extenso y tedioso currículo que lo único que consigue es bajar la energía de la audiencia y aburrir hasta la saciedad.

La propuesta debe ser muy distinta: generar expectación en la audiencia a través de una presentación a medida para ese evento. Dale Carnegie recomendaba en estas situaciones seguir la Fórmula T.I.O. No, no es que tratemos a los ponentes en un modo “cheli” o poco respetuoso, todo lo contrario. Esta fórmula sirve de guía práctica para organizar los datos que hayamos recopilado de cada ponente:

  • La “T” significa Tema. Podemos comenzar explicando el título de la conferencia, ofreciendo un marco para que se entienda el por qué de esa intervención en ese momento específico de la gala, evento o ceremonia.
  • La “I” se refiere a Importancia. ¿Por qué es importante para la audiencia, verdadera protagonista de la jornada, que se trate ese tema específicamente? Contarlo de manera que despierte curiosidad en el público que ahora sabrá por qué es importante escuchar la siguiente intervención.
  • Por último la “O” significa Orador. En este punto pueden enumerarse sus títulos más destacados, especialmente aquellos que guardan relación con el tema. Para terminar es importante decir el nombre del orador de manera nítida y sin dejar de mirar a la audiencia, y no al orador. Este es un error en el que suelen incurrir los presentadores más bisoños.

 

CONTINUARÁ…

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Qué hacen diferente los grandes Maestros de Ceremonias?

[Créditos: Circus Show, de Shutterstock.]