“El hombre que no sabe sonreír no debe abrir la tienda.”
—Proverbio Chino
Mark Twain solía decir que sólo existen dos clases de oradores: los que se ponen nerviosos… y los que mienten. Todo el mundo siente nervios cuando va a hablar en público, incluso algunos expertos cuentan cómo sentir cierta tensión es positivamente beneficioso para el orador y su charla.
En cualquier caso, si esa sensación de nervios fuera exagerada, no dejes de leer algunas de las entradas de este blog donde podrás encontrar las claves prácticas y definitivas para paliar o eliminar el temible miedo escénico.
Un agente exógeno que puede ayudarnos a aminorar la sensación de vértigo antes de salir al escenario es el Maestro de Ceremonias del evento. Con su “savoir-faire”, buen hacer en la presentación del ponente, capacidad de improvisación y talante será capaz de hacernos sentir cómodos y legitimar nuestra siguiente intervención de cara a la audiencia. Por ejemplo con la fórmula T.I.O anteriormente comentada.
Lo cierto es que también pueden sabotear los ya complicados primeros instantes de nuestra ponencia si su forma de presentarnos es nefasta. Siempre recordaré una anécdota que comentaba mi admirado Antonio Garrigues Walker sobre un maestro de ceremonias que debía presentarle ante un gran número de personas. El conductor del evento se puso tan nervioso intentando resumir el extenso currículo del abogado que acabo diciendo:
“Con ustedes el impresentable Antonio Garrigues.”
Para que no te suceda una situación así de embarazosa te sugerimos estos nuevos consejos que te ayudarán a dominar con maestría cualquier ceremonia.
1Sé un maestro del micrófono
Al maestro de ceremonias se le conoce con las siglas MC por lo obvio (Maestro Ceremonias) y por Microphone Controller (Controlador del Micrófono). Este es el apelativo que se les aplicaba originalmente a las personas cuya ocupación era animar al público en las fiestas donde la música era pinchada por un disc jokey (pincha discos de toda la vida). Si vas a ser un Maestro del micrófono por favor asegúrate de que sabes utilizarlo correctamente y no cometas errores como golpearlo para saber si está conectado o pronuncies un “¿se me oye?” en la sala. Hay pocas cosas más molestas y menos profesionales.
2Respeta el hilo conductor
Normalmente los eventos, las galas, los cursos, tienen una temática específica, un hilo argumental que dará sentido completo a cada parte independiente. Un buen maestro debe tener presente todo el tiempo el marco del evento, procurando incorporar todo lo que pudiera suceder de improviso dentro del mismo. De este modo cualquier acontecimiento e intervención, estén programados o no, harán sentir a la audiencia que cada pieza encaja perfectamente como si de un puzle se tratara.
3Sonríe
No olvides sonreír. Sí, parece de Perogrullo, pero debemos recordarlo y practicarlo si queremos dominar la maestría de los presentadores. Como dice Anxo Pérez, autor del Bestseller Los 88 Peldaños del Éxito:
“Lo primero que alguien ve de ti cuando se acerca es tu sonrisa. Ella es como la luz de un piloto encendido. Si está activada, tanto si quieres emitirlo como si no, el mensaje que da sobre ti es: soy afable, receptivo, me intereso por ti, quiero conocerte, no soy peligroso. Soy alguien que te interesa conocer.”
Está claro. No existe la “no comunicación”, la seriedad también comunica y además se contagia. Un buen Maestro de Ceremonias se dirigirá al público con una sonrisa verdadera, leerá en sus ojos sus necesidades e interactuará con él para satisfacerlas en la medida de lo posible.
En definitiva, un buen Maestro de Ceremonias es capaz de conseguir que un evento mediocre sea un éxito y que un evento exitoso sea un acto inolvidable.
DIÁLOGO ABIERTO
¿Estás preparad@ para presentar a otros ponentes?
[Créditos: Orator stands behind a podium with microphones, de Shutterstock.]
Si bien es cierto que el consejo de sonreir es aun válido en algunos escenarios (Tiendas cuano entra un cliente, cuando te presentan a una persona y algunos más) el abuso de este recurso hace que el oyente se pongo en un estado de defensa, la sonrisa es válida cuando el oyente es el que toma la iniciativa de acercamiento, si se ve abordado, la sonrisa es interpretada como una señal de posible ataque o estafa poniendo al sujeto a la defensiva. Este recurso ademas en tiempos de crisis genera una pregunta en el oyente más allá del mensaje que se le intenta entregar. ¿De que se está riendo? (cuando realmente solo está sonriendo). Por eso yo destacaría dos sutuaciones distintas, cuando el oyente va hacia tí, sonrie como simbolo de bienvenida y cordialidad. Si eres tu quien va al oyente, la sonrisa, al igual que una cara de enfado pueden ser perjudiciales, es preferible dar la sensacion de seriedad pero hacer sonreir al oyente con alguna comparativa (no con chistes, no vas a contar chistes). Saludos y felicidades por el blog en general, lo reviso sin falta cada semana.