La psicóloga Teresa Farroni, de la Universidad de Londres, mostró pares de fotografías de rostros a lactantes de entre dos y cinco días de vida. En una de las fotografías los ojos miraban de frente, mientras que en la otra miraban hacia otro lado. Lo que encontró fue sorprendente: los bebés miraron durante más tiempo las caras que les permitían establecer contacto ocular que aquellas que no se lo permitían. Un estudio de seguimiento también permitió identificar una mayor actividad eléctrica en los cerebros de lactantes de cuatro meses cuando se orientaban hacia rostros que los miraban a los ojos. Pero ¿por qué? ¿Qué conseguimos mirando a los ojos?

No son los ojos, es la mirada. A lo largo de nuestra historia evolutiva, la orientación de la mirada habría sido una señal inequívoca de algo necesario para la supervivencia.

La orientación atencional y la captación del estado mental son dos de las explicaciones más frecuentes que se proponen de nuestra atracción por los ojos.  ¿Por qué el hecho de establecer contacto ocular hace más efectiva la persuasión?

Cuando nos enseñan en una fotografía dos rostros idénticos, uno con dilatación pupilar y el otro sin ella, y nos preguntan cuál de los dos consideramos más atractivo, la mayoría de nosotros elegiremos el de las pupilas dilatadas. Pero, si nos piden que demos una razón específica a tal suceso, no se nos ocurre ninguna. De forma intuitiva, tenemos la sensación de que una cara es “más agradable” que la otra. En realidad, la base de esta elección reside en el factor de reciprocidad. Nuestras pupilas se dilatan cuando se activan; es decir, cuando encontramos un estímulo placentero a la vista o en el que estamos interesados. Dejamos entrar en nuestro campo de visión la máxima cantidad posible del estímulo de forma automática. Cada vez que vemos una cara con las pupilas dilatadas, reaccionamos inconscientemente a ese hecho pensando que el sujeto en cuestión nos encuentra atractivos. De este modo, la ley de reciprocidad entra en acción.

No te has equivocado de blog, esto es El Arte de Presentar, pero dime ahora: ¿Crees que puedes permitirte no mirar de frente a tu audiencia?

[Mírala, disfruta una nueva manera de dirigirte a tu audiencia. Aprende a comunicar con seguridad y confianza con los cursos de El Arte de Presentar.

DIÁLOGO ABIERTO

¿Te atreves a mirar a los ojos a tu audiencia?

[Créditos: Light Abstract Technology de Shutterstock.]