En nuestro último libro El Superhéroe de las Presentaciones explicamos cómo a lo largo de tu presentación realizarás numerosas afirmaciones: las ideas clave que deseas transmitir. ¿Qué harás? ¿Lanzar tus afirmaciones y ya está, como si fueras un vulgar vendedor ambulante de crecepelo? ¡Alto ahí! ¿Por qué habrían de ser creídas? ¿Qué te hace pensar que las entenderán, que serán recordadas o que les importarán lo más mínimo?

La Matriz de la Persuasión te permite alcanzar el equilibrio entre Razón y Emoción

Necesitas sustentar cada afirmación con alguna evidencia de tipo lógico, científico o racional. Además, te ayudará ilustrar tus afirmaciones emocionalmente para que las sientan más cercanas, que lleguen a sentirlas. Y si haces participar a la audiencia, las interiorizarán aún mejor y las recordarán durante más largo tiempo.

En el libro presentamos los distintos elementos que pueden imbricarse dentro de una presentación: Afirmaciones, Evidencias, Ilustraciones y Participación de la Audiencia. No entramos a valorar el riesgo que plantean para ti o para tu audiencia. Evidentemente, el nivel de riesgo para ti de una demo es mayor que el de un vídeo, que a su vez es mayor que el de una foto. Contar una historia personal suele entrañar mayor riesgo que leer una definición del diccionario. Sacar al escenario a un miembro de la audiencia escogido al azar y en general todas las formas de participación de la audiencia son más arriesgadas que leer diapositivas. La audiencia podría rechazar una analogía, cuestionar la credibilidad de un experto o negarse a aceptar una comparación.

El lienzo de riesgo te ayuda a determinar qué elementos van mejor contigo y con la audiencia según la ocasión

Como ves, en función del ponente, de la audiencia y de las circunstancias, algunos elementos serán más arriesgados que otros y deberás considerar detenidamente su incorporación. Como el riesgo es muy subjetivo para cada persona, te recomiendo que confecciones un mural como el de la Figura, práctica que suelo realizar con mis alumnos.

Lienzo del Riesgo

Escribe en una nota adhesiva el nombre del elemento. No tienes por qué limitarte a los que he repasado. Pueden ocurrírsete otros muchos que utilices a menudo en tus presentaciones: humor, ofertas, gangas, bailes, magia, canciones, leyes, manuales, etc. Eso sí, utiliza un color distinto para cada uno de los cuatro grupos. Una vez que tienes listas las notas adhesivas, pégalas sobre el lienzo prestando especial atención al nivel de riesgo que te supone cada uno de los elementos. Para unas personas contar una historia personal sería inaceptable, otras no se atreven a interactuar con la audiencia, otras encuentran ridículas las analogías y hay quien moriría antes que hacer una demo. Lo que importa es qué nivel de riesgo tienen para ti, no para los demás. La Figura es un mero ejemplo que no tiene por qué coincidir en absoluto con tus percepciones.

Es más, ese lienzo deberías rehacerlo en cada nueva presentación, porque no sólo debes considerar lo que a ti te amedranta, sino también la posible reacción de la audiencia. Según con qué audiencia, los elementos emocionales serán arriesgados de por sí, mientras que con otras lo serán los lógicos. Como ves, se trata de un lienzo vivo cuya configuración depende de ti, de la audiencia y de la ocasión.

Debes considerar asimismo el beneficio potencial de utilizar cada uno de estos elementos. Si el riesgo supera con creces al beneficio esperado, entonces, ¿para qué incluirlo? Tu objetivo no es crear monólogos del Club de la Comedia, sino hacer llegar tu mensaje a la audiencia para inspirar un cambio y provocar una acción determinada.

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Qué elementos te parecen más arriesgados en una presentación?