Cuando trabajo en las sesiones de coaching con CEOs y altos directivos suelo encontrarme con el mismo cuadro: me confiesan que no llegan a todo, que no tienen tiempo para nada, que están ganando peso, que cogen más catarros de lo habitual, que no duermen bien, que los sobrecargan con comidas o cenas de empresa, … Curiosamente, en todas estas sesiones dedicadas a la mejora de habilidades de comunicación para el liderazgo apartamos un tiempo para hablar también sobre cómo puedo ayudarlos a mejorar su salud física, mental y espiritual. Para mí, la conexión es inmediata: si tú mismo no te sientes bien, si te falta energía, si arrastras tu cuerpo a lo largo del día sin reposo, difícilmente podrás inspirar un cambio en tus seguidores.

Este tema despierta tanto interés en las personas con las que trato, que hoy quiero compartir contigo mi filosofía personal sobre el bienestar, lo que yo llamo los Cuatro Pilares de la Salud. Confío en que a ti también te inspiren a vivir una vida más plena, rebosante de energía y con propósito, tanto como a mí me ha inspirado Fitness Revolucionario.

1Come comida real

Qué paradoja. Nunca hemos dispuesto de tanta comida y tan controlada a nuestro alcance y, sin embargo, cada año nos alimentamos peor en nuestra sociedad. Las harinas refinadas, los azúcares y las grasas trans invaden los productos del supermercado. Resulta difícil comer comida real: con nutrientes, vitaminas, minerales y oligoelementos que sienten bien a tu cuerpo a largo plazo y te hagan sentir vital y con energía durante el día.

Para nutrir tu cuerpo y potenciar tu mente, te recomiendo que priorices en tu alimentación los alimentos frescos. Cuanto menos procesados, mejor. En lugar de unos Nuggets, cómete una pechuga de pollo; en lugar de unos palitos de merluza congelados, cómete unos lomos de pescado a la plancha; en lugar de beberte un zumo de naranja, cómete la naranja entera; en lugar de zamparte una bolsa de patatas fritas, mata el gusanillo con un puñado de frutos secos y un yogur. Evita alimentos precocinados y cocina alimentos frescos. Exige más tiempo, sí, pero a la larga lo ganarás no teniendo que enfermar. Y además sale más barato.

2Muévete

Durante millones de años nos hemos movido sin parar. Tu cuerpo está hecho para el movimiento. Por desgracia, durante las últimas décadas nos pasamos el día sentados: en el trabajo, durante los desplazamientos y en casa. A este ritmo, la distopía de Wall-e será una realidad abrumadora. ¿Cuánto te mueves al cabo del día?.

Te recomiendo que te apuntes a alguna actividad física en grupo que te ilusione y que te obligue a asistir varias veces por semana: para unos es el paddle, para otros las clases colectivas de spinning, body pump o crossfit, para otros el fútbol y para otros la bici. Da igual, siempre que te muevas y te lo pases bien.

Y si ni siquiera encuentras tiempo para actividades en grupo, aprovecha las pequeñas oportunidades cotidianas para hacer ejercicio que te brinda un ambiente urbano: sube las escaleras en lugar de coger el ascensor; cuando la distancia lo permita, desplázate a pie o en bici en lugar de en vehículo a motor; pasea por los pasillos mientras hablas por teléfono; si trabajas sentado, aproximadamente cada 30 minutos levántate y haz unos estiramientos; si tienes niños, dedica más tiempo a juegos físicos con ellos; abre los ojos y descubre maneras de moverte en el día a día que te hagan sentir bien.

3Descansa

Sin descanso, no hay rendimiento, ni físico ni intelectual. Las jornadas de trabajo maratonianas y los entrenamientos durísimos un día tras otro terminan haciendo mella en tu productividad y en tu salud. La luz eléctrica y todos nuestros dispositivos electrónicos han trastocado nuestros patrones de sueño. Cuanto menos duermes, peores son tus resultados. Y no sólo se ve resentida tu productividad: la falta de descanso adecuado favorece la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

Cada persona es distinta y necesitamos descansos diferentes. Dormir al menos siete horas al día suele ser una buena estimación general. ¿Cuántas duermes tú? Si no las sacas por la noche, una buena idea para sustituir el café de después de comer es echar una siesta de 25 minutos como máximo. No conviertas la cama en una extensión de tu oficina: el dormitorio es tu templo sagrado para el descanso. No lo profanes con el email.

4Medita

Circulamos por el mundo con la sexta marcha puesta todo el rato, a toda velocidad. Meditar es para mí como meter la primera: reduzco velocidad y gano potencia para luego afrontar los momentos más frenéticos del día. En especial cuando me despierto agobiado por pensamientos incesantes sobre el trabajo, meditar me ayuda a aclarar la mente y afrontar el día con otra cara, volviendo claro ante mis ojos mi propósito de vida.

Si la meditación te ha sonado siempre a rollo oriental, no la has practicado nunca y te gustaría iniciarte, te recomiendo que busques por tu localidad un centro donde la enseñen y practiquen. Si no lo hay o no tienes tiempo para tanta dedicación, prueba con alguna app que te guía durante las sesiones de meditación. Yo uso cotidianamente las dos siguientes: Calm y Headspace. Al principio, basta con dedicar 5 ó 10 minutos diarios. Aprovecha pequeños tiempos muertos para sentarte a meditar. Guiado por éstas u otras apps te resultará facilísimo y pronto comenzarás a cosechar los beneficios.

En próximas entradas desarrollaré cada uno de estos pilares para explicarte con más detalle qué puedes hacer exactamente para mejorar tu cuerpo, tu mente, tu espíritu y, de paso, tus presentaciones:

Cómo el ejercicio físico nos ayuda a hacer mejores presentaciones

Aliméntate para aumentar tus niveles de energía durante las presentaciones y a lo largo de todo el día

Recupérate: Mejora tu descanso y empieza tus presentaciones con buena cara

Ancla tu mente en el presente para que puedas conectar con tu audiencia

DIÁLOGO ABIERTO

¿Cuáles son tus hábitos para disfrutar de buena salud física, mental y espiritual?

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