Ah, sería maravilloso si convertirse en experto en cualquier disciplina fuera tan sencillo como en la película “Matrix”: llamar a Tanque y pedirle que nos cargue en la conciencia el programa correspondiente. Por desgracia, como le decía su padre a Po, el famoso Kung Fu Panda, “no hay ingrediente secreto”.

Uno no se convierte en un gran comunicador de la noche a la mañana. No es un evento, como la conversión de Saulo de Tarso en San Pablo cuando se cae del caballo en el camino de Damasco. La conversión es un largo y arduo proceso, más parecido al tortuoso viaje de diez años de Ulises desde Troya hasta Ítaca y hasta los brazos de su Penélope. Te perderás a lo largo del camino, tanto que llegues a encontrarte, parafraseando al poeta Robert Frost.

En su libro Act Like a Leader, Think Like a Leader, la profesora del INSEAD, Herminia Ibarra, explica que el cambio no sucede de la noche a la mañana. Aunque en el coaching se hace mucho hincapié en los objetivos SMART, cuando una persona comienza un proceso para llegar a ser mejor comunicador rara vez tiene claro el objetivo, una imagen clara y precisa de cómo desea ser como comunicador. Lo más frecuente es que este objetivo mute a lo largo del tiempo a medida que se acerca hacia él. La información que va incorporando durante las sesiones contribuye a modificar la imagen que persigue.

En Managing Transitions: Making the Most of Change, William Bridges describe la transición desde un estado actual (A) hasta un estado futuro deseado (B) como un proceso impredecible, enmarañado, no lineal, con una fuerte carga emocional, por muchas razones:

  • B es desconocido e incierto.
  • A ya no es viable.
  • Existen muchas rutas hasta B.
  • B cambia a medida que te aproximas.

Los cinco pasos del proceso de la transición del comunicador

Piensa en la aplicación del modelo de Bridges a la comunicación. A representa tu estado actual: qué haces, qué piensas, cómo eres. Puede no ser un estado óptimo, pero te resulta familiar y confortable porque sabes qué esperar. Has tenido éxito hasta el momento en A y sabes cómo se te evaluará cuando estés en A. Por el contrario, B, el estado futuro que deseas alcanzar, representa lo desconocido. Es el destino al que crees que vas, pero no siempre lo tienes claro ni bien definido al empezar y frecuentemente se desplaza a medida que te esfuerzas durante la transición. B tiende a cambiar a medida que tú mismo cambias.

La profesora Ibarra elabora sobre este modelo el suyo propio basado en cinco pasos predecibles en el proceso de transición:

  1. Discrepancia
  2. Adición simple
  3. Complicación
  4. Corrección del curso
  5. Internalización

1Discrepancia

Sientes una brecha entre donde estás ahora y donde te gustaría estar. Típicamente, puedes recibir una evaluación 360 o un feedback que choca frontalmente con tu imagen como comunicador. La primera reacción suele ser rechazo, frustración y negación. Pero en aquellas personas con deseo de crecer, rápidamente esta insatisfacción actúa como un poderoso motivador para buscar el cambio. Si al palo de la frustración se le añade la zanahoria de mejorar presencia y carisma y aumentar la capacidad de persuasión, ya tienes la urgencia para dar los primeros pasos: leer un libro, hacer un curso, buscar un coach.

2Adición simple

La mejor manera de empezar el proceso es a través de adiciones sencillas: hacer cosas nuevas que te permiten practicar nuevos comportamientos con muy poco riesgo y con un buen retorno, lo que te obliga a salirte de tus rutinas habituales de comunicación. La idea en esta fase es caminar despacio, siguiendo un camino fácil y sin incertidumbre. No trates de saltar de la A a la Z sino de caminar de la A a la B, luego a la C, y así sucesivamente.

3Complicación

Las cosas nunca son tan sencillas como nos parece al principio. Surgirán complicaciones a lo largo del camino. Teóricamente, avanzarás sin prisa pero sin pausa, en cada acto de comunicación mejor que en el anterior, hasta que con el tiempo roces la perfección. ¡Nada más lejos de la realidad! Las cosas tienen la desagradable costumbre de empeorar antes de mejorar. Más que una preciosa curva con forma de S, el cambio como comunicador se asemeja a un paisaje alpino lleno de picos y valles, falsos arranques, nuevos comienzos, avances y retrocesos.

Te afectará sobremanera el juicio de los demás. Muchos preferirán al viejo comunicador. Otros dudarán de que seas capaz de mantener los cambios. Habrá personas que los reciban agriamente. A fin de cuentas, excelencia y ridículo están separados por una delgada línea y durante esta fase del proceso de transición caminarás sobre el filo de la navaja. Puede que tú hayas cambiado, pero la gente a tu alrededor no.

4Corrección del curso

Las frustraciones de la fase anterior conducen a una revisión de los viejos objetivos y al establecimiento de otros nuevos. Es momento de reflexionar profundamente sobre las metas, prioridades y ambiciones, de trascender la propia identidad, de tomar conciencia de si son relevantes para tu futuro. Tus nuevos comportamientos arrojan nueva luz para enjuiciar con ojos renovados los éxitos y fracasos al intentar alcanzar los objetivos propuestos inicialmente, para dar un paso atrás y reflexionar si los objetivos han cambiado o necesitan hacerlo.

5Internalización

Es el momento en el que muchos de los cambios con los que has ido experimentando perdurarán en tu nueva identidad. Expresan en quién te has convertido como comunicador. La internalización es el movimiento desde qué sabes y qué haces hacia quién eres. Representa la diferencia entre hacer las cosas porque se supone que debes hacerlas y hacer las cosas como consecuencia de quién eres y en qué crees.

Por ejemplo, un directivo podría saber que necesita eliminar las listas de viñetas de su PowerPoint para exponer una presentación más emocional a un grupo de empleados muy desmoralizados e incluso podría hasta hacer una presentación decente. Pero si ha internalizado el valor de inspirar y conectar con la audiencia de una manera más personal, hará una presentación más potente porque será congruente con sus valores y con su sentido del valor que desea aportar: se trata de quien es.

Para cambiar como comunicador, libérate de todos los debería impuestos por ti mismo y por las personas a tu alrededor.

[¿Quieres convertirte en un arma de persuasión masiva? Súbete a la Espiral del Héroe, un proceso de tres pasos para mejorar en cada experiencia de comunicación: Crea, Inspira, Refina. Descúbrela en El Superhéroe de las Presentaciones.]

Act like a leader, think lik a leader

DIÁLOGO ABIERTO

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[Créditos: Imagen de cabecera diseñada  para este artículo con elementos de Shutterstock ]