¿Posees la actitud adecuada para comunicar con eficacia? ¿Cómo se define esa actitud? ¿Qué rasgos o cualidades hay que fomentar y cuáles es necesario evitar? Son preguntas muy pertinentes para todo aquel que desee aprender a comunicar eficazmente, sobre todo ante una audiencia. Una breve entrada de blog quizá no sea el lugar más adecuado para responder con el detalle y la extensión que el asunto requiere, pero me conformo con apuntar algunas reflexiones que nos animen a dialogar.

La actitud del buen comunicador se expresa en su cuerpo y a través de su postura
Igual que te preocupas por cuidar tu indumentaria y tu aspecto antes de cualquier reunión o cita importantes, debes presentarte a tu público con una postura que estimule en ti la disposición anímica necesaria para comunicar bien. En una de las charlas más populares de TED, Amy Cuddy plantea que podemos generar estados de ánimo positivos adoptando las posturas que ella denomina «posturas de poder». Piensa, por ejemplo, en tu cantante favorito: ¿acaso sale a escena y empieza un concierto, por ejemplo, con la misma postura con que camina del dormitorio a la cocina de su casa? Te aseguro que no. Un artista aparece ante su público «dándolo todo», con una postura que irradia poder, atractivo y magnetismo. Haz tú lo mismo: no te plantes ante ninguna audiencia con la misma postura con la que caminas por el pasillo de la oficina o, peor aún, con la que sales de ella al final de tu jornada laboral. Aprende a tomar conciencia de tu cuerpo y a provocar estados anímicos favorables para la comunicación cambiando de postura conscientemente.

La actitud del buen comunicador transmite su deseo de conectar con la audiencia
Siente en tu interior el deseo de salir de ti y entrar en las cabezas y en los corazones de tu público. Durante el tiempo que dure tu intervención, «vuélvete poroso», como si por cada poro de tu cuerpo pudieras exudar el entusiasmo y la convicción que te han animado a tomar el escenario para hablar. En sentido metafórico, abre todas las puertas de tu ser —tus ojos, tus manos, tu sonrisa, tu voz, tus brazos, tu torso— y permite que escape esa chispa de vida, ese entusiasmo capaz de contagiar a tus oyentes o, al menos, de estimularlos.

La actitud del buen comunicador transmite su deseo de ayudar a su audiencia
El buen comunicador reconoce que en el centro del acto de comunicación está su audiencia y que él no es más que un instrumento. Su deseo es ayudar, ser útil, transmitir datos, técnicas, procedimientos, ideas o noticias que mejoren de algún modo las circunstancias de sus oyentes. Una motivación tan positiva, tan altruista, debe plasmarse en tu voz, en tu postura, en tus expresiones faciales, en la chispa de tus ojos.

Hace años me explicaron que la etimología de la palabra entusiasmo quiere decir «poseído por la divinidad». Quizá suene exagerado, pero esa es, a mi juicio, la actitud del comunicador eficaz.

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Qué otras cualidades abarca la actitud del comunicador eficaz?

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