Dicen que la magia de la vida sucede más allá de tu Zona de Confort. Seguro que has oído hablar del famoso concepto «Zona de Confort». Es ese lugar imaginario en el que vives bajo una ilusoria sensación de control, donde te sientes cómodo porque todo te resulta familiar, donde no tiene cabida el miedo porque sabes lo que te vas a encontrar. Claro, vivir instalado en la zona de confort tiene la ventaja de esa aparente seguridad, pero por otro lado implica la rutina, la uniformidad, el aburrimiento… ¡y la catástrofe cuando te arrastran fuera de ella!

Por grande que sea tu zona de confort, todas tienen su frontera

La «Zona de Confort» está rodeada por la «Zona de Aprendizaje». En esta zona existe el miedo, sí, pero no es un miedo paralizante. Se trata de un miedo más bien incómodo, aunque dentro de tu límite de tolerancia. Más allá de la «Zona de Aprendizaje» se extiende una zona infinita donde más que miedo puedes experimentar terror. Llamémosla «Zona de Parálisis».

Si has visto mi charla sobre cómo superar el miedo a hablar en público, ya sabrás que existen dos tipos de miedo: uno sano, racional, reflexivo, que nos ayuda a analizar el peligro y prepararnos para la acción; y otro tóxico, irracional, que paraliza o empuja a la huida. ¿Quieres ampliar tu «Zona de Confort»? Pues trabaja en el límite de tu «Zona de Aprendizaje», en la frontera con la «Zona de Parálisis».

Planifica excursiones periódicas a la frontera del pánico

Enfrentarte a situaciones que temes conduce con el tiempo a una reducción de tu temor. Sólo exponiéndote a tus miedos podrás dejarlos atrás. Cuanto más lejos te aventuras en tu «Zona de Aprendizaje», más amplia se vuelve tu «Zona de Confort». Para que la exposición al miedo funcione, debes buscar un equilibrio entre la comodidad y la parálisis:

  • Si los retos que te propones son muy sencillos porque están demasiado próximos a tu «Zona de Confort», les faltará la tensión necesaria para hacerla crecer.
  • Por el contrario, si traspasas la «Zona de Aprendizaje» y te adentras en la «Zona de Parálisis», fácilmente entrarás en modo pánico. En lugar de aprender puedes llegar incluso a traumatizarte.

Para superar tu miedo a hablar en público (y cualquier otro miedo), inventa retos en esa frontera entre tus zonas de aprendizaje y parálisis. Coquetea con el pánico, sin caer en sus garras. Que te cueste distinguir si tienes miedo o estás excitado.

Ya te imaginas que cada persona es un mundo diferente. Un coach puede ayudarte a dibujar una cartografía precisa de tus tres zonas y a diseñar el itinerario para moverte entre ellas.

Sentir miedo antes de hablar en público es natural e incluso necesario. ¿Paralizarte? ¡Eso sí que no! No dejes que el miedo se convierta en tu señor. Ponte tu ropa de boy scout y planifica excursiones hasta la mismísima frontera de tu pánico.

[¿El miedo a hablar en público te impide crecer profesionalmente o te limita en tu vida cotidiana? Infórmate sobre nuestro servicio de coaching para decir adiós al miedo.]

DIÁLOGO ABIERTO

¿Qué retos te planteas para salir de tu zona de confort?

[Créditos: Imagen de cabecera diseñada para este artículo con elementos de freepik.]