“La mayoría de los artistas no saben dibujar”
—Roy Simmons
Cuando en mis cursos y conferencias pregunto a la audiencia cuántos saben dibujar, muy pocos levantan la mano. Lo mismo me ocurre cuando les pregunto cuántos saben bailar o cuántos saben cantar. Sin embargo, cuando estas preguntas se plantean a niños de preescolar, ¡todos levantan la mano entusiasmados!
¿Qué nos ocurre por el camino que recorremos desde la niñez hasta la madurez para que perdamos esa fe en nosotros mismos, ese entusiasmo por lo que hacemos? Nos creamos expectativas elevadísimas sobre cómo deben hacerse las cosas: igualamos hacer algo con hacerlo de forma perfecta. Y claro, partiendo de esta premisa, sólo existe un resultado posible ante cualquier nueva empresa: el fracaso.
Porque nunca haremos nada de manera perfecta. En nuestra cultura está estigmatizado el fracaso: se ridiculiza y condena. En consecuencia, tememos fracasar por encima de todo: quedar mal, hacer el ridículo, llamar la atención. ¿Y cómo lo solucionamos? Recurriendo a la mediocridad: jugar según las reglas, hacer lo que todos, pintar sin salirnos de la línea.
No nos vemos como artistas porque tenemos una idea distorsionada de lo que es el arte, distorsión que coarta nuestra creatividad y nos hace sentir trágicamente limitados.
El arte es un regalo personal que cambia a quien lo recibe
El arte es mucho más que pintar cuadros o componer canciones. Como afirma Seth Godin en su libro de lectura obligada para todo emprendedor, Linchpin:
“El arte es cualquier cosa que sea creativa, apasionada y personal. El verdadero arte resuena con el receptor, no sólo con el creador. (…) Un artista es alguien cuyo coraje, intuición, creatividad y valentía desafían el status quo. Un artista se lo toma personalmente.”
Creo con todo mi corazón que el arte, para ser verdadero arte, debe producir un cambio en quien lo recibe. Si no hay cambio, no hay arte. Para mí esa es la medida del arte, y no la pericia técnica o las cualidades estéticas. Si sólo fuera cuestión de técnica, un artista podría ser sustituido por una máquina. El arte es por definición humano. El arte no se crea siguiendo las reglas de un manual. El verdadero artista es original: escribe las reglas del manual que los que vienen detrás siguen.
En el arte es la intención lo que cuenta. Siempre existe un presente, un regalo por parte del artista. Algo que no puede pagarse con dinero. El cambio que produce en quien lo recibe no tiene precio.
No temas equivocarte, teme no probar nada nuevo
El arte no está libre de defectos. Las creaciones extraordinarias nunca cumplen las especificaciones porque si lo hicieran, podrían estandarizarse y dejarían de despertar la admiración.
El arte de presentar no tiene que ver tanto con crear transparencias bonitas como con lograr a través de tu historia, tu pasión y tu diseño comunicar ideas que cambien el mundo. Una presentación no tiene que ser decorativa: será puro arte en la medida en que cambie a la audiencia.
Entradas relacionadas
Cuando das sin tomar, cada presentación es un regalo
A nuestras presentaciones les sobra cabeza y les falta corazón
Diálogo abierto
¿Eres un artista? ¿Qué es el arte para ti?
Estupendo articulo, ameno, fácil y instructivo
Yo acabo de lanzar una empresa que vende obras de arte de una menra innovadora (el post me toca, por tanto, por dos lados).
He reflexionado mucho sobre el arte, sobre lo que es el arte. Y mi conclusión al final ha sido que el arte es algo personal: cada uno decidimos qué es arte y qué no lo es.
Para poner un poco de orden en este caos, existe una élite que nos ha dicho a los demás qué es arte: críticos, galeristas, directores de museos, coleccionistas… Pero los que no pertenemcemos a esa jerarquía desconfiamos de lo que nos dicen, porque todos ellos tienen intereses.
Por suerte plazAArtis y algunos otros hemos querido romper esa ortodoxia y «democratizar» el arte.
Enhorabuena por el post.
Gracias por vuestros comentarios. Para mí, si el arte no produce un cambio en quien lo recibe, no llega a ser arte. El ama de casa que cada día pone la mesa con un toque personal buscando alegrar el día a su familia; el empleado en ventanilla que resuelve a sus clientes problemas que no estaría obligado a solucionar; la maestra de preescolar que inventa formas de enseñar creativamente a los niños; … ¡todos ellos son artistas! Tendemos a identificar el arte con la pintura, la música, la poesía, ¿y el resto? ¿No podemos ser artistas sin un pincel en la mano?
Alejandro, es en esto sentido que hablo de «intención»: la intención de ofrecer un regalo, algo que no puede escribirse en un manual para luego seguirlo mecánicamente, algo que no puede pagarse con dinero porque su precio no puede valorarse, algo que no nunca podrá medirse porque siempre estará más allá de toda métrica y esfuerzo cuantificador. Algo puramente humano.
Hay cierta inconsistencia en el artículo. Por un lado el autor alega que «el arte, para ser verdadero arte, debe producir un cambio en quien lo recibe», pero por otro afirma que «En el arte es la intención lo que cuenta». La intención puede ser excelente, si la ejecución no la transmite, el cambio no se va a dar. Hay quienes se inhiben por temor, pero también quienes se excitan por temeridad…
El arte es impulso creador. Pero para mí, tambien craftmanship (¿artesanía?). Es la excelencia que se obtiene al combinar ambos.
Excelente post. Estoy de acuerdo, la pasión, lo personal, son fundamentales en el arte, y deben serlo en toda la vida si queremos hacer de ella una obra maestra, es decir, algo único, algo nuestro. De verdad, ¿qué nos ocurre cuando crecemos? Pues, como dices, no solo nos fijamos expectativas ridículas, sino que aprendemos a jugar según las reglas.