Escuchado a una madre en el parque: “Sólo tienes cuatro años. Todavía no puedes jugar al baloncesto.”
Nos han enseñado a amoldarnos. Desde niños nos susurran cariñosamente al oído o nos gritan con violencia cuál es la historia que debemos vivir. Definen las características de nuestro personaje. Bosquejan el guión que prescribe todas nuestras acciones. Si actuamos conforme al libreto que escriben para nosotros, entonces nos colman de elogios, regalos y caricias. Pero ¡ay de aquel que ose improvisar! Está castigado salirse del papel que nos han asignado. Y lo triste es que con el discurrir de los años interiorizamos ese papel: integramos en nuestra identidad la historia que nos impusieron, aceptamos sus valores y creencias, moldeamos nuestra conducta para ajustarnos a lo que se espera de nosotros. En definitiva, aprendemos que lo más seguro es seguir el mapa que nos han dibujado.
O encajas o destacas
Tememos sobresalir, no nos gusta destacar: preferimos encajar, pasar desapercibidos. Por eso nos refugiamos detrás de transparencias antes que salir a hablar a pecho descubierto. Anteponemos un documento muerto al acto vivo de comunicar. Volcamos datos desde la cabeza en vez de contar historias desde el corazón. Usamos las fotos con timidez, como pidiendo permiso.
Con esta actitud, nuestras presentaciones no descollan ni para bien ni para mal. No serán excelentes, pero tampoco horribles. No llamarán la atención ni en una dirección ni en otra. Serán en definitiva invisibles. ¿Y eso es lo que quieres para ti y para tu empresa? ¿Que nadie se acuerde cuando termine tu presentación? Buscar siempre la seguridad es a la larga la estrategia más arriesgada.
¿Quién dibuja tu mapa?
Nos autoimponemos terribles limitaciones. Abrigamos creencias limitadoras. En mis cursos sobre presentaciones los alumnos musitan excusas sin parar:
“Mi jefe no me dejará”.
“Yo soy ingeniero de teleco, yo no sé hacer esas cosas”.
“Aquí las cosas se han hecho siempre así, ¿cómo voy a cambiarlas?”.
“¿Qué pasa si sale mal?”.
“A mí nadie me enseñó”.
“Yo no valgo para eso”.
¿Te suenan? Se están diciendo “NO” antes de empezar incluso. Todo porque les contaron la historia equivocada y han aprendido a vivir conforme a ella. Porque es más cómodo buscar la mediocridad que la excelencia. Porque es menos arriesgado vivir según el mapa que me ha dado mi jefe o mi institución o mi universidad. Porque así nada puede salir mal.
No se puede nadar y guardar la ropa
No puedes querer destacar y jugar sobre seguro. No puedes esperar llamar la atención haciendo lo que todos. No podrás ser excelente sin correr riesgos. Si tu trabajo agrada a todo el mundo, entonces no será grande, será mediocre.
Atrévete a presentar tu trabajo como una historia. Atrévete a usar la multimedia como nunca se ha visto en tu sector. Atrévete a hablar con emoción con el corazón desnudo. Comunica con el diseño, con tu voz, con tu mirada, tus manos y todo tu ser. Arranca lágrimas o aplausos, pero no dejes indiferente a tu audiencia.
La revolución ha llegado a las presentaciones: ¡dibuja tu propio mapa!
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¿Qué haces para buscar la excelencia en tus presentaciones?
Lo que aun no logro comprender, es como docentes, expositores, tesistas, y demás personas que deben sustentar argumentos ante un publico, colocan una diapositiva tras otra y lo único que hacen es leer? Sigo buscando e intentando hacer comprender que una presentación no es PowerPoint o Keynote ni mucho menos el mareante Prezi, una presentación, y aquí hago argumentación de lo que el buen Gonzalo menciona: «es una acto vivo de comunicación»; a ello agrego, que: «las diapositivas son solo herramientas que deben permitir complementar y fortalecer la transmisión del mensaje y jamás debe reemplazar al ponente». Ergo siempre sale a flote las respuestas (excusas) que no existen normas o reglas establecidas y peor aun, no existe sustento teórico en la enseñanza o aprendizaje, dentro de la educación. Un círculo vicioso, un desgaste anímico, y al llegar la noche busco nuevas formas de expresar, pues creo que existe otra forma de presentar, que las diapositivas son eso, solo herramientas. Por ahora la lucha continua, pero a veces es necesario escuchar voces ajenas para comprender que en estas lides, no estamos solos.
¿Cuando haces presentaciones haces esto? Es una cortesía al lector contestar los comentarios. Igual que en una presentación.
Una sola persona no da más de sí 🙁
Hago lo que puedo.
Mi mejor presentación la hice sin proyector… Necesidad obliga.
Llegué con una caja llena de objetos que iba repartiendo por la sala según avanzaba mi presentación.
Fue un éxito.
Fui tan estúpido que volví a mi poguerpoint en cuanto tuve oportunidad… Deformación profesional de alguien formado en el audiovosual…
Para salas pequeñas o públicos de unas 20 personas es una buena posibilidad. Objetos que sugieran: que connoten no que denoten.
Ahí queda la idea 🙂
Muy buena posibilidad. He visto en otras ocasiones aproximaciones así, presentaciones sin transparencias y con objetos, y siempre han sido un éxito y muy comentadas. En el blog hablé de la presentación de Rubén Turiezo sirviendo cocktails y el siempre magnífico Hans Rosling con sus cajas de plástico o con su lavadora.
¡Magnífica idea!