Aquellos de nosotros que presentamos habitualmente nos arriesgamos a desarrollar un sentido desproporcionado de nuestra propia importancia. En mi opinión, una de las aportaciones más valiosas del libro Resonate de Nancy Duarte es el cambio radical de perspectiva que supone alterar el uso de los arquetipos de héroe y mentor en las presentaciones.
Tradicionalmente, los ponentes nos hemos creído los protagonistas de la función: ¿no estamos en el ombligo del mundo (el centro del escenario) ante las miradas fijas de la audiencia?, ¿no esgrimimos el cetro (el micrófono) como símbolo del poder temporal que nos otorga la audiencia?, ¿no impartimos sabiduría desde un plano superior (el estrado) a nuestra audiencia?
En estas circunstancias, es muy sencillo creerse el héroe de la película. Los ponentes que hacen suyo este arquetipo terminan creyendo que todo se ha montado pensando en su lucimiento. Hablan de sí mismos, de sus logros profesionales, de las bondades de sus productos y servicios, de los muchos amigos que tienen en las altas esferas y de lo bien conectados que están. El foco de su presentación está en yo, mi producto, yo, mi servicio, yo, mis proezas, yo. Se desconectan a sí mismos de su público.
Si tú no eres el héroe, ¿cuál es tu papel?
Según Nancy Duarte, tú no eres el héroe que salvará a la audiencia; la audiencia es tu héroe. Tú eres Yoda, no Luke Skywalker; tú eres Morfeo, no Neo; tú eres el señor Miyagi, no Daniel; en definitiva, tú eres el mentor. Tu papel consiste en proporcionar al héroe guía, confianza, perspectiva, consejo, entrenamiento o habilidades especiales con el fin de que pueda superar sus temores iniciales y adentrarse contigo en el nuevo viaje. Si aceptas tu nuevo rol como mentor en lugar de como héroe, se produce un cambio radical en el enfoque de la presentación. La actitud del mentor es de humildad: permanecer en segundo plano para que el héroe pueda alcanzar su recompensa.
El objetivo de tu presentación no es por tanto exhibir tus conocimientos y dominio de las herramientas, sino que tras la misma la audiencia sea capaz de usar esos mismos conocimientos y herramientas en su propio beneficio. Cambiar como ponente el arquetipo de héroe por el de mentor supone adoptar una actitud de humildad que transformará para siempre la manera como enfocarás tus presentaciones.
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DIÁLOGO ABIERTO
¿Te parecen suficientes estos dos arquetipos: héroe y mentor? ¿Crees que se ponen en juego otros arquetipos en una presentación?
No se, de verdad, una persona que transmite sus conocimientos a otra puede creerse un héroe? Me parece una visión poco realista de su trabajo y de su ego.
Y si se posiciona como mentor, continua su trabajo después de la presentación? No lo creo factible.
Yo siempre he procurado hacer mis presentaciones (modestas por otra parte,ventas, formación comercial, captación socios) de una manera. clara, honesta, apasionada, convencida del producto y con sentido del humor, creo que esto es lo que mejor funciona.
Y si pensara que mi audiencia en algún momento me ha visto como su «salvadora» o «mentora» cambiaría mi presentación o la audiencia a la que me dirijo, no me gustan las personas dependientes. Prefiero las personas que asimilan información, la transforman y la comparten…
Vaya que sí pueden creerse héroes. He estado en eventos en los que los ponentes estaban tan pagados de sí mismos que si la audiencia se volatizaba ellos ni se habrían dado cuenta y habrían seguido hablando: yo esto, yo aquello, yo lo de más allá, …
En cuanto a la dependencia, el buen «mentor» es el que te proporciona las herramientas, te enseña a usarlas, y luego se retira para que combatas con ellas tus batallas. No veo dependencia alguna si se hace bien. Lo malo es el «mentor» que se guarda información o recursos para fomentar la dependencia o la persona que no quiere guiarse por sí misma y depende de un «mentor» toda su vida hasta para las decisiones más nimias.
Creo que los ponentes a los que te refieres tienen la audiencia que se merecen.
En cuanto a los mentores estamos de acuerdo.
Hola Gonzalo:
Yo veo al ponente en una posición de «encantador de serpientes», debe ser capaz de transmitir ideas o vender productos sin que se note su intención, para que su público salga de la sala pensando que las ideas se le han ocurrido a sí mismo. Para esto al ponente le hace falta elocuencia y mucha humildad, como marcas también respecto al papel de mentor.
Un saludo,
Norma
Sí, es una buena imagen para representarte al ponente. Sin embargo, habrá situaciones en que tendrás que cambiar de estrategia: recurrir al humor para contar verdades que nadie quiere oír, contar sin mayores pretensiones tus vivencias en una expedición o en un desastre natural, hacer de portavoz de un grupo o dar órdenes por las buenas: se hace sí o sí, nada de camelar ni persuadir. Veo que hay muchos otros escenarios. ¿Y tú cómo lo ves?
Hola Norma, hola Gonzalo,
Cada presentador, cada vez que prepara una presentación, puede elegir en qué papel y con qué intención la llevará a cabo.
Personalmente, me divierten mucho los encantadores de serpientes, aunque creo que no constituyen el mejor modelo para presentar nada. Claro que si lo son para aquel que desee vender motos (y para un público ansioso de comprar esas motos).
Un abrazo a los dos,
Interesante artículo, aunque siento que me dejaste con el entusiasmo «encendido», tienes algunos artículos de como intentar ser un mentor en un tema que uno domina relativamente bien…
Que no se apague esa chispa de entusiasmo 🙂
ya la perdí ;-)… broma..
Muy acertado Gonzalo. Pero se me viene la pregunta ¿el mentoring termina al salir de la sala? Creo que como ‘mentor’ también se adquiere un compromiso para con el ‘héroe’ que no se debe abandonar al salir de la sala.
PD: Siento no haber podido verte en tu reciente visita a Sevilla. Espero (por mi bien) que coincidamos pronto. Un abrazo.
El «mentor» debería acompañar al futuro «héroe» desde el punto de inicio del «viaje» hasta su punto de destino. Habrá «viajes» muy cortos, que puedan resolverse en el curso de un taller o una presentación, otros serán más largos, como un proceso de coaching o un proyecto de ingeniería.
No obstante, para mí el arquetipo de «mentor» me parece uno de muchos que pueden adoptarse de manera consistente durante las presentaciones. ¿Ves otros?