“El lenguaje es poder, en formas más literales de lo que la mayoría piensa. Cuando hablamos, ejercitamos el poder del lenguaje para transformar la realidad.”
—Julia Penelope, Speaking Freely
Cuando un alumno levanta la mano y me dice: “Voy a preguntar una tontería, verás…”, acaba de minar su propia credibilidad sugiriendo a todo el grupo que su pregunta puede ser estúpida. Es esa frase previa y no la pregunta en sí la que produce el efecto negativo.
En las prácticas de expresión oral durante mis cursos me encuentro a menudo con un abuso de circunloquios y frases innecesarias que solamente restan fuerza al discurso. Cuando precedes todas tus afirmaciones de “creo”, “me parece”, “ehhh”, “puede que”, “no soy experto”, lo que estás haciendo es rebajar todo lo que viene detrás. Una cosa es hablar pontificando y otra muy distinta depreciar tus afirmaciones a cada paso, restándote credibilidad.
Si dices:
“Ehhh, en mi opinión, creo que aparentemente nos enfrentamos a una situación que podría ser calificada como…, ehhh, difícil. Tal vez puede que a la luz de los acontecimientos haya que actuar ahora porque me parece que si no, ehhh, sería más improbable salir de ella más adelante, ¿verdad que sí?”
No conseguirás que nadie actúe: has vuelto tu mensaje impotente. En situaciones en las que se requiere transmitir confianza y seguridad huye del lenguaje dubitativo. Compara la frase anterior con la siguiente:
“Nos enfrentamos a una situación difícil. Actuamos ahora o no saldremos nunca.”
Tu credibilidad como ponente no sólo te viene conferida por tus credenciales y logros pasados, tu credibilidad también procede del lenguaje que utilizas.
El lenguaje dubitativo te resta credibilidad y capacidad de persuasión
Todas las investigaciones que he consultado en relación al uso de este tipo de lenguaje coinciden en señalar que el lenguaje dubitativo hace que tu audiencia te perciba como menos persuasivo y menos potente, menos dinámico e incluso menos atractivo que quienes utilizan un lenguaje poderoso. Las razones que se esgrimen para explicar esta percepción son variadas:
- Coberturas: “Creo que funcionará”, “me parece que podría ser una buena opción”
- Muletillas: “ummm”, “ehhhh”, “bueno”, “pues”
- Formas dubitativas: “necesitamos más personal, ¿verdad que sí?”, “compraremos un nuevo servidor, ¿no os parece?”
- Renuncias: “yo haría eso, pero no soy el jefe”, “no soy el más indicado, aunque tal vez eso sería lo correcto”, “no estoy realmente seguro, pero…”
- Intensificadores: normalmente, generalmente, frecuentemente, aproximadamente, etc.
Todas ellas comunican incertidumbre y falta de confianza e incluso falta de inteligencia. Además, como habrás comprobado en el ejemplo anterior, distraen y confunden a la audiencia, haciéndote perder el foco.
Cuando hables, ve directo al grano con claridad y concisión
Evita las muletillas, las formas dubitativas, las coberturas y las renuncias. Encuentra el equilibrio entre aparecer como una figura autoritaria y prepotente y como una figura débil e insegura. No confundas el tacto y la cortesía con la debilidad y la impotencia. Cuando hables durante tu presentación, hazlo de manera firme, directa y cortés.
Referencias
Burrell, N. A., & Koper, R. J. (1998). The efficacy of powerful/powerless language on attitudes and source credibility. In M. Allen & R. W. Preiss (Eds.), Persuasion: Advances through meta-analysis, 203–215.
Durik A. M, Britt M. A., Reynolds R., Storey J. (2008). The Effects of Hedges in Persuasive Arguments: A Nuanced Analysis of Language. Journal of Language and Social Psychology September, 27, 217-234.
Erickson B., Lind A., Johnson B. and O’Barr W. (1978). Speech Style and Impression Formation in a Court Setting. Journal of Experimental Social Psychology, 14, 266-79.
Hosman, L. A. (2002). Language and persuasion. In Dillard & Pfau (eds.), The Persuasion Handbook: Developments in Theory and Practice.
Hosman L. A., & Siltanen S. A. (2006). Powerful and Powerless Language Forms: Their Consequences for Impression Formation, Attributions of Control of Self and Control of Others, Cognitive Responses, and Message Memory. Journal of Language and Social Psychology, 25, 133-46.
Sparks, J. R., & Areni, C. S. (2008). Style versus substance: Multiple roles of language power in persuasion. Journal of Applied Social Psychology, 38, 37-60.
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DIÁLOGO ABIERTO
¿Qué tipo de lenguaje utilizas durante tus presentaciones? ¿Cómo trazas la delgada línea entre la autoridad y la prepotencia?
Buenas tardes,este jueves tengo una charla taller con mujeres y me toca presentar al ponente ya que yo soy la que esta convocando a estas decenas de mujeres, me gustaría me pudieras ayudar a dar la bienvenida
en espera de respuesta me despido.
Hola, Karina
Te recomiendo que sigas los consejos de una entrada que escribí hace algunos años:
Cuatro sugerencias para presentar a un ponente despertando el interés de la audiencia
Seguro que lo harás genial 🙂
Hola Gonzalo y seguidores de este fantástico blog,
Después de leer estos buenos consejos, me doy cuenta de que sí, que yo a veces hablo de esa forma un tanto dubitativa y voy a corregirlo porque me encantaría adquirir esa seguridad en mí misma y en mi forma de hablar o expresarme, claro. Gracias.
Saludos y hasta la próxima,
Pilar
Sí, es bueno encontrar el equilibrio entre la duda que desluce y debilita el discurso y el exceso de confianza que apabulla y detrae igualmente. ¡A por ello!
Todos los consejos son súmamente útiles y muy bien estructurados. se agradece mucho que esos trucos de persona avezada en esos menesteres los comunique para aquellos que se vean en situación de hacer frente a ccharlas o conferencias. MUY BIEN el artículo y agradecido por compartir tus experiencias.
Adhiero a la consigna, principalmente porque -a pesar de su obviedad- constato a diario como no se la ejerce en el momento, lugar y circunstancias oportunas.
Obviamente, lo que debe primar -ante todo- es el criterio y el sentido común (que es lo más dificil de transmitir). ¿Cómo diferenciar en qué momento se debe ser asertivo y contundente ó, conciliador y sugestivo? Las habilidades no se enseñan… se aprenden!
Considero que el tema subyacente en este aspecto es la inteligencia emocional del sujeto, tanto para no ser influído por el contenido emocional del otro, como así también, para saber imprimirle el «tono» y el «color» emocional correcto y adecuado a nuestro/s interlocutor/es. Creo que esto último (la «inteligencia situacional») está más relacionada con el bagaje cognoscitivo y el punto de maduración del individuo que con una estrategia particular de comunicación.
Gracias por dejarme compartir estas reflexiones.
Saludos cordiales.
Muy buenos consejos. A veces hay que pararse a pensar como hablamos para hacer llegar de la forma correcta nuestro mensaje.
Sobre todo, hay que saber ser asertivo cuando se trata de transmitir fuerza y seguridad y saber ser humilde y cortés cuando se trata de transmitir opiniones subjetivas.