¿Te has parado a pensar que el principio bancario del interés puede mejorar tus presentaciones?

Te lo explico. Posiblemente en algún momento hayas colocado tus ahorros en un depósito bancario. Entre todos los ofrecidos en el mercado, elegiste el que mayor interés daba, ¿verdad? Pero, ¿qué hubieras hecho si, al explicarte la insidiosa letra pequeña, el vendedor que te atendió te hubiera aclarado algo como: “Mire, este depósito es distinto a todos. Su dinero no generará intereses desde el primer momento, sino a partir del sexto mes.”? Seguramente hubieras salido inmediatamente de la sucursal y llevado tu dinero a otro banco donde generase intereses desde el primer momento.

¿Qué tiene esto que ver con el Arte de Presentar?

Lee la temperatura de la sala basándote en el termómetro del interés

Salvo que seas un personaje popular para el público ante el que hables o que el asunto que expongas suscite gran interés a cualquiera, lo normal es que el nivel de expectación al comienzo de tu intervención sea moderado. Y si no sigues estos consejos, incluso bajo. Parece razonable pensar que en un imaginario “termómetro del interés”, si no hicieses nada para evitarlo, tu presentación comenzase marcando 10 ó 15 grados. Después te esforzarías por subir la temperatura poco a poco: primero a 30, luego hasta 40 ó 50 grados, por ejemplo. Y si hicieses lo mismo que la mayoría de las personas no iniciadas en el Arte de Presentar, quizá alcanzases con algo de suerte los 60 en el punto álgido, poco antes de terminar con un soso “Pues, gracias. Esto es todo. ¿Hay alguna pregunta?” que dejase el nivel de interés por el suelo. ¿Y si te dijera que puedes empezar tu presentación con el interés por las nubes, que puedes remunerar la atención de tus espectadores con un alto interés desde el comienzo de tu presentación?

Idea un comienzo tal que las primeras palabras que pronuncies hagan que el termómetro del interés se dispare

A partir de ese momento tu misión será seguir fielmente la curva de interés que hayas diseñado. Sí, has oído bien. Igual que en el mundo de las finanzas, en el de las presentaciones la curva de interés posee una importancia fundamental. Estructurarla correctamente es parte de la preparación de una buena presentación. Requiere compensar momentos de interés alto con otros de interés menor, o incluso de distracción y relajación, pero siempre cuidando que incluso en el punto más bajo de la curva el interés sea alto. Esto es algo que los magos siempre tenemos en cuenta al planear una sesión de magia (¿podrás guardarme el secreto?). Procura que el interés no decaiga y, sobre todo, que nunca se desplome hasta los cero grados.

Tienes muchas opciones para lograrlo,  y en El Arte de Presentar te las enseñamos. Empieza tu presentación haciendo un regalo a todos los espectadores, por ejemplo. O, mejor aún, sorteándolo. Desafíalos con un acertijo divertido. Atrápalos con una historia cautivadora. Sorpréndelos con un dato increíble. En definitiva, ofrece a tus espectadores una vivencia memorable desde el primer momento. Porque, no lo olvides: la magia eres tú.

[¿Quieres aprender a reventar el termómetro del interés desde el minuto cero? Apúntate a nuestro próximo cursos sobre Cómo crear presentaciones de alto impacto.]

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Qué haces para captar la atención de la audiencia al inicio de tus presentaciones? ¿Cuál ha sido el arranque que más te ha cautivado?

[Créditos: “Termómetro” diseñado por Megan Sheehan de the Noun Project.]

Escrito por Luis Alberto Iglesias, mago, formador y comunicador.