Si no cambias, desapareces. La capacidad para adquirir nuevas habilidades y conocimientos resulta crucial para el éxito en un mundo en rápido cambio. Claro que gestionar tanto cambio se está volviendo cada día más complicado, pone a prueba nuestra capacidad de aprendizaje. En palabras de Arie de Geus:

«La capacidad de aprender más rápido que la competencia puede llegar a ser la única ventaja competitiva sostenible».

En un reciente artículo de la revista Harvard Business Review, Erika Andersen, autora de Be Bad First, reseña varias herramientas mentales para dominar nuevas habilidades. Aquí no se trata de volver a la universidad ni de apuntarte a cursos de formación. El reto es combatir la resistencia a aprender cosas nuevas, buscar en el horizonte nuevas oportunidades de crecimiento, empujarte al límite para adquirir capacidades radicalmente nuevas. Se trata de la voluntad de experimentar y convertirte en un aprendiz una y otra vez.

¿Qué características poseen aquellos que superan con éxito estos desafíos? Según Erika Andersen y sus colegas destacan en cuatro atributos:

  1. Aspiración: De verdad quieren comprender y dominar nuevas habilidades.
  2. Autoconciencia: Se ven a sí mismos con gran claridad.
  3. Curiosidad: Constantemente piensan y hacen buenas preguntas.
  4. Vulnerabilidad: Toleran sus propios errores durante el aprendizaje.

1ASPIRACIÓN

Cuando te confrontan con un nuevo aprendizaje, ¿cuál suele ser tu reacción inicial? ¿Te justificas para no hacerlo? Ése es el primer obstáculo: enfocarse en lo negativo y reforzar inconscientemente nuestra falta de aspiración.

Cuando de verdad quieres aprender algo, en cambio, te enfocas en lo positivo, en lo que ganarás gracias al aprendizaje, y visualizas un futuro feliz en el que cosechas las recompensas. Cambiar el foco de los retos a los beneficios es un buen método para impulsarte a la acción y aumentar tu aspiración para hacer cosas nuevas y difíciles.

2AUTOCONCIENCIA

Cómo te ves a ti mismo suele distar mucho de la realidad. La mayoría nos ponemos a la defensiva ante la crítica. Pero en cuanto tomes conciencia de tu reacción, párate a preguntarte: ¿es correcta mi justificación?, ¿qué evidencias tengo que la soporten?

Afirma Erika Andersen que las personas que se autoevalúan con mayor precisión empiezan el proceso en sus cabezas: aceptan que su perspectiva está a menudo sesgada o equivocada y entonces se esfuerzan por una mayor objetividad, lo que las deja mucho más receptivas a escuchar y poner en práctica las opiniones de los demás. El truco está en prestar atención a cómo te hablas sobre ti a ti mismo y a continuación cuestionar la validez de ese diálogo interior.

3CURIOSIDAD

Los grandes aprendices conservan esta curiosidad innata. O la reconquistan gracias a un diálogo interior provechoso. Aprenden a hacerse a sí mismos preguntas curiosas. Cuando se ven enfrentados a la necesidad de aprender algo nuevo, se preguntan: ¿por qué otros están tan entusiasmados con esto?, ¿cómo podría esto mejorar mi trabajo? ¿cómo será mi futuro si lo domino?, y así sucesivamente, buscando sus propias respuestas. Basta con que encuentres algo valioso en un tema aburrido para que se encienda tu curiosidad.

4VULNERABILIDAD

Una vez que te vuelves bueno en algo, da pereza ir a otra cosa en la que no eres bueno. Por lo general, si pruebas algo nuevo y se te da fatal, te dejas arrastrar por pensamientos horribles:

«Odio esto. Soy un inútil. Nunca me saldrá bien. Qué difícil es.»

Tienes tanto ruido en tu cerebro que no te queda espacio para el aprendizaje.

Los grandes aprendices se dan el permiso de volver a la vulnerabilidad del principiante:

«Seré malo al principio porque nunca lo he hecho antes. Y sé que con el tiempo aprenderé a hacerlo.»

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Cuál es tu actitud ante el aprendizaje de nuevas cosas?

[Créditos: Imagen de cabecera diseñada  para este artículo con elementos de Shutterstock]