En España debería enseñarse a hablar en público en todas las etapas del sistema educativo. En otros países llevan mucho tiempo haciéndolo. En Estados Unidos, por ejemplo, el debate y la exposición de ideas son algo habitual en los colegios y las universidades; en España, no, y se nota. Perdonen los lectores si recurro a un ejemplo demasiado fácil, pero no me resisto a llamar la atención una vez más sobre ello: ¿se han dado cuenta de que lo normal es que en el Congreso de los Diputados los políticos españoles lean sus discursos? Desde luego, tampoco en eso son ejemplares. Más todavía me entristece, por ejemplo, dar una conferencia en una universidad, que apenas uno o dos estudiantes levanten la mano durante el turno de preguntas, y que después siempre se acerquen varios a preguntarme en privado. ¿Qué nos pasa a los españoles? ¿Tenemos miedo a expresar nuestras opiniones en público? ¿Tememos abandonar el calor del grupo y hablar con nuestra propia voz, exponiéndonos a la mirada y al juicio de los demás?

He aquí seis razones por las que opino que en nuestro sistema educativo debería enseñarse a hablar en público. La lista no pretende en modo alguno ser exhaustiva, y animo a los lectores a que aporten las suyas:

1Es una habilidad fundamental para salir adelante en el mercado laboral y en la vida. No creo decir ninguna barbaridad si afirmo que para innumerables actividades cotidianas —desde hacer negocios, desarrollar una carrera profesional satisfactoria, a encontrar pareja— es incluso más importante que poseer un alto cociente intelectual.

2Ayuda a vencer la timidez y a desarrollar el carácter y la personalidad propios.

3Enseña a pensar y a defender opiniones con argumentos en lugar de con descalificaciones, amenazas o gritos.

4Enseña a desenmascarar las falacias lógicas y los razonamientos erróneos de embusteros y embaucadores.

5Fomentaría una de las cualidades fundamentales que debe poseer cualquier hombre o mujer que aspire a merecer el calificativo de líder: la capacidad de inspirar a otros con la palabra. Por desgracia, en España se desvalora esa distinción aplicándola sin criterio a personas que no son sino cabecillas, mandamases o capos.

6Dificultaría el ascenso al poder de demagogos y populistas, pues los ciudadanos serían capaces de denunciar su retórica manipuladora.

Ojalá en colegios, institutos y universidades se enseñase a los jóvenes a exponer públicamente sus ideas con naturalidad, con argumentos veraces, y de forma persuasiva. Creo que estaríamos poniendo los cimientos de la sociedad futura próspera y robusta que tantos deseamos.

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Por qué otras razones se debería enseñar a hablar en público en el sistema educativo?

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