Según dicen los especialistas en desarrollo personal, los retos a los que nos enfrentamos nos hacen crecer. El pasado mes de mayo un amigo me planteó uno: dar una charla en el acto TEDx que iba a organizar. Nada más escuchar la propuesta mi mente comenzó a parlotear sin que nadie le hubiese pedido opinión: ¿Aparecer en un TEDx? ¿Yo? ¡Si yo no soy famoso! ¿Ser protagonista de un vídeo que podrían ver miles de personas en todo el mundo? ¡Qué absurdo! ¿Y qué puedo contar que interese a otras personas?… En fin, ya imaginas el tipo de monólogo interno que se desarrolló en mi cabeza a la velocidad del pensamiento. Nada más que dudas, temores e inseguridades.

Por supuesto, acepté la invitación.

Con esta entrada y las que la seguirán pretendo explicaros cómo me estoy preparando para ofrecer una presentación de dieciocho minutos en la edición del TEDxMalagueta del 17 de febrero de 2018 y qué estoy aprendiendo durante el proceso. Espero que el relato de mi experiencia responda a las dudas que os asalten si alguien os hace una propuesta similar y, sobre todo, que os anime a aceptarla.

¿Soy la persona adecuada para dar una charla TEDx?
La invitación resultó ser un encargo. Mi amigo conocía que me gustan la política y la economía y me planteó tratar un asunto de su interés: ¿realmente la desigualdad es un problema? Desde luego, era una cuestión muy actual que parecía preocupar enormemente a muchos intelectuales y a los principales políticos. Mi amigo confiaba en que el vídeo resultante se difundiría bien y en que yo era el presentador idóneo. De esto último yo no estaba tan seguro. De nuevo, mi mente se empeñaba en hacerme fracasar antes siquiera de dar el primer paso.

Desde luego, había leído sobre el asunto lo suficiente para conversar con amigos y defender mi punto de vista razonablemente bien, pero yo mismo conocía a personas mucho más expertas en la cuestión. ¿Pero sabes que el experto en desigualdad al que debes invitar es X, verdad?, le pregunté a mi amigo, no porque quisiese declinar la invitación, sino porque realmente el economista al que yo le refería era una autoridad en la materia.

Su respuesta me dio confianza: No busco al mayor experto en la materia. A menudo esa clase de personas saben mucho pero no comunican bien. Tú conoces muy bien el asunto y puedes conectar directamente con el gran público porque eres como ellos, uno más, y hablas con un lenguaje que todos entienden. Eres perfecto, no te preocupes.

Ahora creo que tenía razón. No me hace falta ser la autoridad nacional en la materia.

La buena noticia es que a ti tampoco.

Si alguien te propone participar como ponente en un acto TEDx o en otro similar, mi recomendación es, sin duda, que aceptes.

Lo que aprenderás acerca de ti y acerca del milenario Arte de Presentar que da nombre a este blog, compensará con creces todo tu esfuerzo.

Yo, al menos, así lo creo.

En la próxima entrada te contaré cómo me documenté y qué herramientas empleé para confeccionar el primer esquema de mi charla TEDx de dieciocho minutos.

DIÁLOGO ABIERTO

¿Alguna vez has hecho una presentación tipo TED o similar? ¿Tú también creíste que no eras la persona idónea? ¿Cómo superaste esa creencia limitante?