«Maestro de ceremonias» es el nuevo nombre que recibe ―por influencia del inglés master of ceremonies, abreviado como MC― el presentador de un acto. Se trata de una función indispensable en cualquier homenaje, entrega de premios, o congreso que se precie. Requiere simpatía, flexibilidad para adaptarse rápidamente a imprevistos, buena presencia ante una audiencia, dotes de comunicación y, como siempre, ensayo y preparación. Si alguna vez te invitan a oficiar de maestro de ceremonias, ten en cuenta las siguientes recomendaciones.

1. Entiende bien cuál es tu función

Tu función no es lucirte, ni erigirte en protagonista del acto, ni ser el más elocuente. Serás el encargado de que todo fluya sin tropiezos, «sin costuras», como me gusta decir. Tendrás que asegurar que el programa del acto se va cumpliendo según el horario previsto y sin retrasos. Para ello, alecciona convenientemente a todos los participantes y recuérdales que deben atenerse estrictamente al tiempo que se les ha asignado. Además, deberás ayudar a combatir el cansancio creando en el público expectación y ganas de seguir prestando atención.

2. No eclipses a los protagonistas

El presentador no debería ser el personaje más memorable del acto. Tu misión no es quedar por encima de los invitados a los que debes presentar, sino realzarlos a ellos y al acto entero. Aunque tus cualidades como comunicador te lo permitan, resiste la tentación de brillar demasiado y pon tus buenas dotes al servicio de los demás. Todos te lo agradecerán.

3. Sirve y sé flexible

Organizar un acto público es un proceso complejo. Muchas cosas pueden salir mal y siempre suceden imprevistos: un ponente llegará con retraso porque está atascado en el tráfico, las diapositivas de PowerPoint no se muestran bien en la pantalla, el micrófono se queda sin pilas… Sé de ayuda. El organizador del acto agradecerá que, en lugar de quejarte y mostrarte contrariado, propongas soluciones, quites gravedad a los problemas, y aceptes de buen grado responsabilidades que exceden lo que estrictamente exige tu función.

4. No improvises lo que vas a decir

Prepara un pequeño párrafo con información relevante sobre cada invitado que debas presentar: su nombre y apellidos (asegúrate de saber pronunciarlos correctamente), sus estudios y titulaciones, su trabajo actual y el puesto que ocupa en su empresa (si corresponde), y los logros o méritos que justifiquen su presencia en el acto y por los cuales haya sido invitado. No es imprescindible que lo memorices; si puedes hacerlo, tanto mejor; si no, graba la información en tu tableta digital y léela sin dejar de mantener contacto visual frecuente con el público.
Igualmente, prepara unas palabras de bienvenida y de despedida con las que saludar a los asistentes y clausurar el acto cuando llegue el momento.

5. Sonríe al hablar

Transmite con tu rostro que estás contento de participar y de hablar a todos los presentes. Sonríe. Abre bien los ojos y muestra alegría en tu expresión. Como suele decirse: «la línea más corta que une dos corazones es la curva de una sonrisa». Aunque se trate de un acto formal, no temas. Formal no significa solemne. Tu público agradecerá tu simpatía

DIÁLOGO ABIERTO

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