Yo me decía que era el mejor. Incluso antes de serlo.”
—Muhammad Ali

Como si de historias de antaño se tratase, ésas que nuestros abuelos vivieron y que hoy conocemos porque nuestros padres y ahora nosotros las contamos como propias, hace unos días hemos podido disfrutar de una de las denominadas “Peleas del Siglo”. Se enfrentaban Floyd “Money” Mayweather contra Manny “Pacman” Pacquiao. Sobran más presentaciones porque no quiero honrar su trayectoria sino hacer una comparativa entre este mega evento y una buena presentación, nuestra temática en El arte de Presentar.

El 2 de mayo de 2015 pasará a los anales de la historia pugilística porque se enfrentaron en el MGM Grand Garden Arena, Las Vegas (Nevada) Mayweather contra Pacquiao. Un combate que el público llevaba esperando más de cinco años y que no sucedía jamás porque los boxeadores nunca llegaban a un acuerdo. Deberían asistir a nuestro Curso de Negociación.

A finales del año pasado, Mayweather desafió a Pacquiao. Éste aceptó en enero de 2015 y en febrero se hizo oficial la pelea. El día que el mundo conoció que Floyd y Manny iban competir por ser el campeón de los pesos Walter quedaban tres meses para el combate. Tres meses por delante de duros entrenamientos.

En un evento de tamañas dimensiones nada puede dejarse al azar. La preparación física tiene que ser extraordinaria, la rutina del entrenamiento pasa a ser: seis horas diarias, seis días a la semana, sólo uno para descansar. Salvo este día, los boxeadores solo comen, entrenan, descansan, comen, entrenan, descansan. Todas sus fuerzas están orientadas a lograr su objetivo el día del combate.

Sus entrenamientos son muy específicos. Además de crear fondo y pasar manos, tanto “Money” como “Pacman” trabajaron automatismos para ganar rapidez en sus golpes y estar preparados para reaccionar durante la pelea sucediera lo que sucediera.

Un ejemplo sobre la utilidad de esta clase de entrenamiento nos remite a otra pelea. En este caso boxeaba Márquez contra Pacquiao. Márquez le derrotó después de propiciar al Filipino un soberbio derechazo. Algunos lo tildaron de suerte, pero ese movimiento poco tenía que ver con el azar y mucho con la práctica. El Mexicano había practicado ese movimiento durante seis meses, una hora cada día. Había creado un automatismo de perfecta ejecución y ese K.O puede demostrarlo.

En el mundo de las presentaciones, ensayar nuestros “golpes” puede ser igual de efectivo. Un comienzo poderoso o un final explosivo no son fruto de la casualidad sino de horas de trabajo y práctica.

Volviendo al ejemplo del supuesto “Combate del Siglo”, las analogías no terminan en el entrenamiento. Los minutos previos antes de salir al cuadrilátero son los de máximo estrés para los deportistas. Lo mismo sucede en el caso de una presentación. En ambos casos resulta vital que los protagonistas de ésta historia proyecten una imagen positiva de sí mismos logrando la victoria deseada.

No dejes que tu presentación te deje fuera de combate y recuerda las palabras del famoso Muhammad Alí:

“Imposible es sólo a una palabra que usan los hombres débiles para vivir fácilmente en el mundo que se les dio, sin atreverse a explorar el poder que tienen para cambiarlo. Imposible no es un hecho, es una opinión. Imposible no es una declaración, es un reto. Imposible es potencial. Imposible es temporal, imposible no es nada”.

[Lánzale un gancho a tu audiencia, descubre las claves prácticas de las Presentaciones de Ventas Efectivas en El Arte de Presentar.]

DIÁLOGO ABIERTO

¿Estás entrenando lo suficiente para tu Presentación del Siglo?

[Créditos: Businessman hold a jack in the box toy, de Shutterstock.]