Tu presentación debe tener una estructura clara que facilite la exposición lógica de tus mensajes y que permita a tu audiencia asimilarlos sin dificultad. El modelo de estructura más sencillo consta de tres partes: planteamiento, nudo, y desenlace; o dicho con otras palabras: introducción, cuerpo de la presentación, y conclusión. Durante nuestros cursos de Comunicación de Alto Impacto dedicamos un módulo exclusivamente a enseñar cómo estructurar una presentación o, lo que es lo mismo, a seleccionar y organizar las ideas que vas a presentar dentro del tiempo que te hayan asignado. Hoy quiero llamar tu atención sobre un principio que afecta especialmente a la primera parte de tu presentación. Dicho llanamente: ve al grano, y rápido.

El tiempo es oro. Que lo hayas oído cientos de veces no lo vuelve menos cierto. Tu tiempo y el de tu público son muy valiosos. Igual que no malgastarías el tuyo, no debes derrochar el de tus oyentes por más que te hayan brindado la oportunidad de exponerles tus conocimientos sobre un asunto de tu especialidad que, además te apasione. Tu presentación no es una oportunidad para tu lucimiento personal, sino la ocasión de ayudar a tu público a responder a una pregunta o insatisfacción que le concierne; así que entra en materia rápidamente y comienza a hablar pronto de lo que de verdad interesa a tus oyentes.

Seguro que has leído y oído que los seres humanos tardamos muy poco, acaso unos segundos, en hacernos una impresión positiva o negativa de nuestro interlocutor y en decidir si merece la pena escucharle o no. Cuando hablas ante el público ocurre lo mismo. En su fuero interno tu audiencia te somete al mismo examen. Pocos segundos después de haber empezado a hablar, la mayor parte de tus espectadores habrán decidido si lo que cuentas les resulta interesante o si deben ocuparse en otros asuntos. Por eso, haz que cada palabra de tu introducción cuente. Especialmente, explica pronto el beneficio que a tu audiencia le reportará escucharte. Ten en cuenta las siguientes recomendaciones:

1No te extiendas en los agradecimientos

De bien nacidos es ser agradecidos, pero no hace falta ser prolijo. Da las gracias públicamente a la persona o a la institución que te ha invitado y comienza tu presentación.

2No hace falta que expliques a tu audiencia tu curriculum vitae

Si es necesario, ese es el cometido de la persona que te presente y te ceda la palabra. Harás bien en haber preparado de antemano unas notas sobre ti que entregarás con antelación al presentador del acto para que resuma tu trayectoria profesional y tus credenciales con tres o cuatro apuntes.

3Titula tu charla de manera interesante

Pon a tu presentación un título que pique la curiosidad y dé ganas de saber más. Al poco de empezar, haz referencia al título y explica su significado o, mejor aún, de qué manera lo que vas a contar puede ayudar tu audiencia.

4Si comienzas contando una historia, que no sea larga

A muchos presentadores les gusta comenzar narrando una historia porque se trata de un recurso muy eficaz para captar la atención inmediatamente. Si lo haces, procura que la anécdota sea corta para que enseguida puedas enlazar con la razón por la que es importante que tu público te escuche.

Si pones en práctica estas pautas, pronto desarrollarás un fino sentido del ritmo y del tiempo escénico, lo cual es fundamental para comunicar eficazmente.

[Para aprender a estructurar correctamente tu presentación apúntate a nuestros próximos cursos de Creación y Exposición aprovechando nuestro Pack de Descuento.]

DIÁLOGO ABIERTO

¿Alguna vez te has demorado demasiado en entrar en el meollo de tu presentación? ¿Cómo lo has sentido? ¿Qué ha ocurrido? ¿Cambiaste tu presentación después de aquello?

[Créditos: Imagen de cabecera diseñada  para este artículo con elementos de ShutterStock ]