Hace un par de semanas hablé en este mismo blog acerca del uso de conectores del discurso en un artículo titulado Activa el GPS en tus presentaciones y evita que tu audiencia se pierda. Hoy quiero completar lo explicado allí recordándote la importancia de preparar bien las transiciones entre los distintos bloques o secciones de tu exposición.

Las tres partes de toda presentación

En nuestros cursos de Creación de Contenidos enseñamos que es útil identificar tres partes en toda presentación: un inicio, donde lo importante es empezar con fuerza y captando la atención de la audiencia; un cuerpo central a lo largo del cual expondrás los argumentos principales de tu exposición; y un final que aprovecharás para repetir tu mensaje y animar a que tus oyentes actúen para provocar el cambio que mejore su situación. Las recomendaciones que hacía en el artículo que he mencionado al principio se aplican especialmente a la sección que he denominado «cuerpo central» (también llamada «nudo»). Por simplificar, quiero llamar tu atención ahora sobre la forma en que habrás de conectar el inicio con la primera de las ideas en el bloque central, y la última de estas ideas con tu cierre o conclusión.

Te recomiendo que nunca improvises estas transiciones. Encontrar formas elegantes y claras de unir estas partes no te resultará en absoluto difícil y te distinguirá de otros ponentes, menos cuidadosos, que enlazarán las secciones de su presentación «a la buena de Dios».

¿Cuáles son algunos ejemplos de estas transiciones improvisadas? Seguro que los conoces y hasta probablemente tú mismo hayas recurrido a ellos en más de una ocasión. Creo que todos se pueden resumir así: «Bueno, pues ahora voy hablar de…». Básicamente, esa es la transición perezosa e improvisada por antonomasia. Cualquiera que no haya preparado una forma mejor de dar paso a las secciones de su presentación puede emplearla y proseguir más o menos airoso. Ahora que ya he llamado tu atención sobre ello, te animo a que no hagas lo mismo y te propongo un par de opciones.

1Formula una pregunta retórica

Al hacer una pregunta retórica no esperas realmente que tu audiencia te responda, sino, más bien, que medite unos instantes sobre ella antes de que tú mismo la resuelvas. Empleada como transición, puede tomar esta forma:

«… por eso nuestra empresa se ha propuesto incrementar las ventas un 10%. ¿Y cómo vamos a conseguirlo? Hemos planteado cinco retos…».

Es imposible que tu audiencia responda en ese momento a esa pregunta, pero sirve como transición entre el objetivo de tu empresa que acabas de anunciar (aumentar las ventas un 10%) y los cinco retos planteados para lograrlo.

2Retoma un elemento mencionado al término del bloque o sección precedente

Hasta hace poco, algunos humoristas imitaban al rey Juan Carlos I de España utilizando precisamente este recurso, puesto que el monarca (o mejor dicho, quien escribía sus discursos) abusaba de él. Por ejemplo:

«El crecimiento económico y la estabilidad política de nuestro país deben ser motivo de franca satisfacción; satisfacción, por los niveles de prosperidad que hemos alcanzado como nación; nación, de historia milenaria y de futuro apasionante…».

Tú no imites al monarca y sé elegante al usar esta clase de transición; por ejemplo, así:

«… estas acciones han dado como resultado una alta satisfacción entre nuestros clientes. Y precisamente de clientes voy a hablar a continuación, puesto que ellos son quienes…».

[Aprende a estructurar correctamente las ideas de tu presentación con nuestro libro El Superhéroe de las Presentaciones.]

DIÁLOGO ABIERTO

¿Eres consciente de que usas (o no) transiciones para conectar las secciones de tu presentación? ¿Qué clase de transiciones utilizas?

[Créditos: magen de cabecera diseñada  para este artículo con elementos de Shutterstock ]