Esta entrada ha sido amablemente escrita por Alberto Barbero, consultor artesano, facilitador, coach y autor del blog Personas y Equipos Productivos.

Tener un Norte y otros tres puntos cardinales es algo que nos ha orientado y nos ha permitido sobrevivir durante siglos. La pena es que cuando se trata de comunicarse con otros no hay a veces estrella polar ni brújula que nos salve de caer en la desorientación.

Sin embargo esto no tiene porqué ser así ya que también existe desde hace mucho tiempo algo parecido a una brújula para la comunicación. Por no ir más lejos, ya Hipócrates, por ejemplo, constató que por muchas diferencias que haya entre nosotros, cada uno de nosotros tiende a pertenecer a una de cuatro categorías de comportamiento y esto -aunque aquí no me detenga a explicarlo- implica que respondemos mejor ante determinadas formas de comunicación que ante otras (algo que sentimos cuando percibimos que hay personas que nos «tocan más la fibra» o con las que decimos «tener mejor química»). Posteriormente -en el último siglo y a partir de Jung- se han desarrollado varios modelos inspirados en la misma idea como, por ejemplo, el modelo DISC, y estos modelos se han validado por miles de usuarios en todo el mundo por su practicidad para el mundo profesional y personal.

Aunque esta simplificación pueda sonar a priori como a algo mágico -y por lo tanto poco fiable- estos modelos están bien construidos y nos dan pistas bastante precisas para comunicarnos mejor. De hecho actualmente existen una gran variedad de cursos dirigidos a aprender y dominar cualquiera de estos modelos.

Y es que la buena noticia que trae esta “brújula” de la comunicación es que si queremos comunicarnos mejor y generar confianza en otros podemos aprender a identificar estos estilos de tal forma que nos sea más fácil conectar con ellosEs algo así como aprender a hablar en cuatro idiomas para llegar mejor a cada uno de estos estilos y no es demasiado difícil conseguir al menos un “nivel intermedio” (podrías iniciarte en ello leyendo simplemente “La Gran Conexión”).

A partir de aquí el asunto tiene muchas derivadas dependiendo de que quieras “aprender idiomas” para la actividad comercial, para comunicarte mejor con tu equipo o, por ejemplo, para resolver conflictos. En el caso específico de que lo quieras aplicar para hablar a un gran público o a un conjunto diverso de personas, la pauta a seguir sería compensar bien tus mensajes y formas haciéndolas variadas y teniendo en cuenta que deberían dar respuesta a cuatro necesidades psicológicas básicas:

1LA NECESIDAD DE RECONOCIMIENTO

Según mi experiencia con más de 500 personas, me he encontrado con aproximadamente un 25% de personas a las que mueve especialmente la necesidad de reconocimiento (el mismo porcentaje parece repetirse con las otras tres necesidades). ¿Cómo incluir mensajes y formas que conecten bien con ello? ¿Qué te parece por ejemplo tratar de resaltar lo novedoso, lo original o lo puntero de lo que quieres comunicar?

2LA NECESIDAD DE LOGRO

Otras personas se mueven especialmente por la motivación de logro. ¿Qué tipo de mensajes y formas de comunicación pueden conectar mejor con ello? ¿Qué te parece por ejemplo dejar claro la conexión de lo que cuentas con determinados objetivos y resultados?

3LA NECESIDAD DE SEGURIDAD

Muchas otras personas buscan datos objetivos y fundamentos empíricos para satisfacer su fuerte necesidad de seguridad. ¿Tendría sentido por ejemplo preocuparse por introducir en las presentaciones datos fiables, investigaciones y gráficos?

4LA NECESIDAD DE APRECIO

También hay personas que están atentos de una forma muy especial a lo que afecta a las personas. ¿Cómo podrías contemplar en tus presentaciones un poco más de foco en la orientación a las personas? ¿Quizás podrías cuidar de alguna forma tus expresiones verbales y no-verbales?

Obviamente estos «idiomas» tienen mucho más recorrido pero espero haberte dado algunas pistas para empezar. Mi conclusión es que en una presentación conviene llegar a todos los tipos, porque al margen de que sea útil o no en el sentido propuesto por las tipologías, lo cierto es que añadirá variedad y el hecho de esforzarte en pensar en la audiencia hará que aportes perspectivas variadas.

Piensa más allá de ti mismo al hacer una presentación: no todo el mundo tiene tus mismas necesidades. Analízalas.

[¿Quieres aprender a entrenar tu atención? Apúntate a nuestro próximo curso sobre Mindfulness.]

DIÁLOGO ABIERTO

¿De qué manera compensas tú tus mensajes?