Los españoles somos muy formales a la hora de presentarEspaña es un país muy formal. Extremadamente formal. En la mayoría de actos públicos y presentaciones los ponentes, muy encorbatados, hablan desde una mesa, detrás de un cartelito con su nombre. Las salas de conferencias están diseñadas y construidas para esta forma de presentar. Las mesas, suficientemente largas para acomodar a varios ponentes, suelen incluir monitores empotrados, micrófonos y cómodos sillones. Todo pensado para presentar detrás de ellas, nunca delante. Tal es así, que a veces ni siquiera existe espacio físico delante de la mesa donde situarse si se deseara presentar de pie. Algunas salas hacen una pequeña concesión: disponen de un atril, situado a un lado de la mesa. Habitualmente es la máxima licencia permitida a un ponente para que no hable sentado.

No te parapetes

Para causar una impresión duradera, tienes que ser visible. No te parapetes detrás de un atril o de una mesa. Tal y como nos recuerda Javier Reyero en su libro “Hablar para conVencer”, el atril no es un elemento defensivo ni un reclinatorio: se trata de un adorno que hace las veces de soporte. No utilices nunca el atril como un muro que te distancia de la audiencia. El atril tampoco es un bastón: si te reclinas, transmites una sensación de cansancio y abatimiento. El atril incita a todos estos comportamientos, por lo que o eres muy disciplinado para no incurrir en ellos o, mejor aún, ¡no lo uses!

Atril y burladero no son sinónimos

Sal delante, ofrécete al público en persona entera, no como busto parlante. Tú eres el protagonista y la parte más importante de la presentación. Si puedes elegir, habla de pie mejor que sentado. La proximidad que consigues cuando te diriges en pie a la audiencia no tiene comparación con la frialdad de quien permanece sentado detrás de una mesa.

Es frecuente ver a ponentes hablar desde la mesa detrás de un portátil, el cual les tapa el cuerpo e incluso la cara. No se les ve. ¿Cómo esperas comunicar así? Debemos superar ese miedo inicial a ofrecernos tal cual, de pie ante el auditorio. Queremos que todo sea seguro y esté bajo control, lo que nos empuja a parapetarnos detrás de mesas y atriles y a utilizar transparencias llenas de listas de viñetas. Debes deshacerte de estas muletas. ¡Aléjate de la mesa!

Tampoco te sientes ni te recuestes en una mesa, ya que ofrecerías una imagen poco elegante, más que cercana o informal. Y cuidado con lo que haces con las piernas, porque algunas mesas no están tapadas y el público puede vértelas.

Permanecer sentado durante una presentación disminuye las posibilidades de conectar con la audiencia

Hablar de pie y sin parapetos que te separen de la audiencia supone una difícil apuesta por el riesgo. ¡Atrévete! Sal ahí delante y compórtate con naturalidad. Verás cómo mejora la acogida de tus charlas.

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¿Cómo sueles presentar? ¿De pie o sentado? ¿Cómo te sientes más cómodo? Comparte tus experiencias.

- Sinfonía verbal y no verbal 7/38/55

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