Esta entrada ha sido amablemente escrita por Jesús A. Lacoste, psicólogo y CEO de SoyDigital Network.

El momento de encarar una audiencia para realizar una presentación siempre conlleva cierto grado de tensión y nerviosismo. Hasta los más avezados oradores suelen afrontar con cautela cada una de sus exposiciones públicas. Y no es para menos, ya que según sea nuestra actuación, así nos juzgarán las personas que nos escuchan. Para no ponerse muy nervioso y evitar que nuestra fisiología dé muestras de la tensión que acumulamos en el interior es conveniente dominar el arte de la inspiración.

Si logramos inspirar a nuestros escuchantes, cuando éstos salgan de la sala habrán interiorizado nuestro mensaje y por tanto su efecto será más duradero. Para inspirar hay que ser un conferenciante estilo TED: hay que dominar los movimientos en el escenario y saber contar historias.

Inspirar es una palabra que viene del latín inspirare, que significa respirar hacia adentro de. Pero inspirar también significa, dar aliento a los sueños de otro. Eso es justamente lo que hace un verdadero orador o conferenciante: contagiar su entusiasmo a los demás para que hagan algo. ¡Motivarlos!

Cuando una persona asiste a una conferencia suele ser por una de estas dos razones: porque es amigo del orador y tiene el compromiso de acompañarlo o porque desea aprender y aprehender algo de lo que dirá el conferenciante. Para los primeros no hace falta ninguna inspiración. Para llegar a los segundos es necesario organizar la presentación de forma adecuada.

CÓMO INSPIRAR A TU AUDIENCIA

Hoy día está de moda el arte del storytelling para crear emoción y un vínculo con quienes te están escuchando o leyendo puesto que no hay que limitarse a transmitir un mensaje. El storytelling hace posible que el usuario se cree en su mente esa historia que se le está contando. Si por ejemplo le cuentas a alguien cómo ha sido tu último viaje, dándole detalles de tu experiencia y de cómo te sentiste (no sólo de a dónde fuiste y qué pudiste ver), el receptor acabará percibiendo esa sensación e incluso acabará recordándola a largo plazo.

Para inspirar es conveniente seguir estas claves:

1Define claramente qué quieres contar

Define bien el tema de la historia con la que pretendes conectar con los usuarios. Las vivencias personales son una buena herramienta de engagement: cómo surgió tal o cual iniciativa, cómo es el día a día… permitirá ofrecer una visión emotiva a los escuchantes. También puedes contar historias actuales que estén vinculadas con el contenido de tu presentación.

2Qué objetivo pretendes

No todas las historias cumplirán del mismo modo un fin. Habrá que encontrar cuáles son las más óptimas para un determinado momento. Según el objetivo perseguido habrá que buscar un tipo de historia o narración. De esta manera la huella generada en las personas será mayor.

3Quién interviene

No es lo mismo contar una historia anónima que ponerles nombre y apellidos a sus protagonistas. Puedes incluso contar historias personales o convertir en personal lo que le ha sucedido a otro. Esto permitirá que determinados usuarios se identifiquen más rápidamente y se vean reflejados en ti.

4A quién te vas a dirigir

Fija tu público objetivo, no todos nos comportamos igual o buscamos lo mismo. Estudia a quién te diriges. No es lo mismo hablar para hombres que para mujeres, para jóvenes que para adultos, para estudiantes que para trabajadores, para emprendedores que para empresarios,….

5Fases de la historia

Es importante fijar el hilo conductor de la historia y definir su estructura: presentación del relato y de los personajes, ir introduciendo hechos, clímax o punto fuerte de la historia, resolución de las acciones secundarias y conclusión de la acción principal, moraleja y fin.

Recuerda, para inspirar hay que emocionar: intenta tocar el corazoncito de la audiencia y serás mucho más convincente. Al irse se llevarán tu mensaje en su corazón en vez de en su oreja. ¡Y el corazón es el motor que mueve el cerebro!

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