Recientemente EAE Business School me entrevistó telefónicamente sobre mi trabajo con altos directivos. A continuación reproduzco las preguntas y mis respuestas.

¿Qué es lo que más te preguntan los altos directivos cuando les enseñas a presentar?

Depende del nivel del directivo. A altos directivos, que ya tienen mucha experiencia hablando en público, lo que más les preocupa es cómo conectar con la audiencia. Se suelen ver muy distanciados de ella por el cargo que ocupan. Por mi experiencia, se trata de gente muy capaz, muy inteligente, cuyas presentaciones tienden a ser muy cerebrales y frías. Dominan tan a fondo el tema del que van a tratar que terminan pareciendo demasiado perfectos. Son como estrellas que brillan con fuerza, pero inalcanzables: sin una mácula, sin un defecto, siempre revestidos de esa aureola. Están preocupados a menudo por cómo conectar con la audiencia, cómo volverse más humanos.

¿Y para el resto de directivos?

Hay muchos tipos de presentación. No es lo mismo estar hablando ante los empleados que ir a clientes para venderles una visión. Si se habla ante los empleados necesitan transmitir credibilidad, saber cómo comunicar el objeto de la presentación del momento. O, en un momento dado, mantener la entereza para despedir a gente o anunciar medidas drásticas. Hay tantas presentaciones como personas y situaciones.

¿Cuáles son los errores más comunes?

A los altos directivos, como tienen tantas tablas, el tema de hablar en público y ponerse nervioso no les afecta tanto. Su gran miedo es sobreactuar: parecer histriónicos, mostrar emociones, parecer “americanos”.

Sin embargo, la ansiedad es una preocupación muy típica en niveles más bajos de la dirección porque no tienen la costumbre de realizar ningún tipo de presentación. En términos generales, no obstante, uno de los errores comunes es querer contar más de lo que hay tiempo en el intervalo asignado. Siempre hay que ajustar, no abrumar a la audiencia. Al final, por querer contar todo la audiencia se puede ir sin nada.

Otro error es la falta de preparación. Si uno se prepara el tema a fondo, sabe de lo que habla, puede establecer conexiones, tiene las ideas claras al respecto, allí es donde una persona pone toda su valía en una presentación. Para los datos tienes Google. Pero aportar tu visión personal al respecto es algo que solo una persona inteligente y con tiempo es capaz de hacer. El gran problema que existe es la falta de tiempo para preparar bien una presentación: ensayarla, practicarla, para comprobar que todo está bien articulado.

A los altos directivos, ¿qué les enseña?

Lo que más trabajo con los altos directivos es el storytelling. Las historias humanizan los datos. Este tipo de profesional tiende a hacer unas presentaciones periódicas, en las que repite siempre el mismo mensaje de “vamos bien pero hay que trabajar más” o “vamos mal y hay que trabajar más”. Todo ello lo fundamenta en datos, indicadores que muestran cómo marcha la empresa. El problema es que suelen quedarse ahí, en el plano de la abstracción. Esa es una de las razones por las que no se los percibe como cercanos. Yo siempre les animo a que si dan estadísticas puras y duras, traten de encontrar la historia que hay detrás de cada estadística. Si se hacen 35 contratos al mes con clientes, son 35 historias que se pueden contar. Hay que seleccionar las más representativas para mostrar un mensaje. De esta manera se humaniza el mensaje.

¿Se puede detectar a alguien que vende humo sólo con su presentación?

Normalmente se nota por el uso de determinados adjetivos y evidencias. Cuando una persona abusa de una adjetivación grandilocuente -”espectacular”, “extraordinario”, “magnífico”- es algo que empieza a hacer sonar alarmas. Por otro lado, hay que fijarse en las evidencias de tipo lógico, racional. Afirmaciones se pueden hacer muchas pero todas necesitan estar sustentadas por evidencias. Normalmente en discursos en los que se vende humo no se utilizan estas evidencias o bien son falaces.

¿Qué consejos darías a los alumnos de EAE?

Yo siempre le dijo a la gente: “¿A ti te gustaría disfrutar de los servicios del mejor coach de presentaciones del mundo, gratis y en tu casa?”. Todos me dicen, claro está, que sí. Pues ese coach es la cámara de vídeo. Si quieres mejorar tus presentaciones, grábate en vídeo. Igual que el guitarrista practica, tú tienes que practicar tus presentaciones. Hay que ensayar.

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Qué preocupa a tus directivos?

[Créditos: Office worker, de Shutterstock.]