Los lectores más jóvenes posiblemente no habrán conocido aquellos tiempos heroicos de la televisión UHF en los que para cambiar de canal había que levantarse del sofá y dar vueltas a un sintonizador en el monitor hasta que tras violentas tormentas de nieve hertziana se recibía una nueva emisión. «Niño, cambia de canal», era la aborrecida orden que recibíamos de estamentos superiores en el escalafón familiar. Afortunadamente, los mandos a distancia vinieron a resolver esta incomodidad, liberándonos a los niños de la explotación de padres y hermanos mayores.

Avanzar las transparencias es todo un reto

En las presentaciones, el ponente se enfrenta a un problema parecido. Si el portátil con la presentación digital está alejado de donde él se encuentra, ¿cómo puede hacer avanzar las transparencias?

He visto cosas que vosotros no creeríais.

He visto ponentes pasar las transparencias caminando desde el atril al portátil y del portátil al atril, ¡así con cada transparencia! Obviamente, las charlas se transforman en una exhibición de forma física considerable, acabando con el ponente jadeante y sudoroso.

He visto ponentes afrontar el reto con la ayuda de un colega. Mientras uno habla, le hace señas al compañero sentado junto al portátil, quien hace avanzar las transparencias. Las dificultades surgen cuando no se entienden bien y el compañero pasa la transparencia a destiempo: «Esa no, la otra», «No, espera, no, ahora, sí, dale». El efecto a veces resulta incluso cómico.

He visto ponentes sentarse junto al ordenador y no moverse de la mesa, perdiendo de esa forma la oportunidad de interactuar mejor con el público y de eliminar la barrera psicológica que supone la mesa interpuesta entre él y su audiencia. Anclados al portátil, semejan más un busto parlante que un ponente.

Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de zappear.

La tecnología hace años que ha resuelto el problema del avance de transparencias

Existen unos pequeños dispositivos llamados controles remotos para presentaciones. Se trata de un mando a distancia inalámbrico que permite avanzar las transparencias desde una gran distancia, cómodamente y con total naturalidad. Su bajo precio los hace muy asequibles. ¡Imprescindibles para todo presentador! Cómprate uno y nunca jamás tendrás que darte esos paseíllos de ida y vuelta al ordenador durante una presentación.

Consejos para una buena compra

¿Qué características debemos tener en cuenta cuando compremos un control remoto para presentaciones?

  • Ergonómico: Debe ser pequeño y caber cómodamente dentro de la mano. Cuantas menos funciones, menor tamaño.
  • Simple: Para mi gusto, el mejor mando es el más simple. Con dos botones basta: uno para avanzar y otro para retroceder. No recomiendo los que incorporan un ratón: añaden tamaño al dispositivo y resultan difíciles de manejar.
  • Largo alcance: Normalmente uno no se aleja más de 4 ó 5 metros del portátil, pero por si acaso, no está de más comprobar que el alcance sea algo superior para el caso de hablar en salas realmente grandes.
  • Puntero láser: La mayoría vienen equipados con uno. Si se es usuario habitual de los punteros láser, que venga incorporado al mando a distancia evitará el tener que hacer malabares entre distintos dispositivos a lo largo de la presentación. En cualquier caso, no recomiendo su uso.
  • Vibración: Algunos incluyen un vibrador que avisa cuando se está agotando el tiempo asignado para la charla. Una característica realmente útil para controlarnos el tiempo. Tenla en cuenta a la hora de decidirte por un modelo.

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Punteros láser y el Lado Oscuro de la Presentación