Los aficionados al buceo saben muy bien que se gasta el aire más rápidamente cuanto más profundo se desciende. Por lo tanto, existen límites de tiempo según la profundidad. Bajo el agua, a profundidades cercanas a los 30 metros, el nitrógeno tiene un notable efecto tóxico que aumenta con la profundidad, denominado narcosis de nitrógeno. Cuanto mayor sea la profundidad y más tiempo se permanezca, más exceso de nitrógeno absorbe el cuerpo. Si se permanece bajo el agua por encima de ciertos límites de tiempo, las burbujas de nitrógeno que se forman en el cuerpo después de una inmersión producen una condición médica muy grave denominada enfermedad descomprensiva.

¿Cuál debe ser la profundidad con que tratar el tema?

Durante la fase de planificación de una presentación, una pregunta muy frecuente que nos asalta es cuánto detalle debe proporcionarse o, lo que es lo mismo, cuál debe ser la profundidad con que se trata el tema. La respuesta requiere imaginación y sensibilidad y depende en gran medida del tipo de audiencia: cuánto sabe ya sobre el tema y cuánto más desea o necesita aprender.

Si pasamos demasiado tiempo a demasiada profundidad, podemos perder a buena parte de la audiencia por narcosis de información. Evidentemente, no hay que proporcionar absolutamente todos los detalles, por lo que hay que excluir todo aquello que no sea relevante para la audiencia.

Por otro lado, si se exceden ciertos límites de tiempo a demasiada profundidad, la audiencia padecerá tras la presentación la enfermedad descompresiva y olvidará su contenido cuando salga abrumada por la puerta.

Alcanzar el equilibrio constituye una habilidad esencial del arte de presentar.

Alcance y profundidad

La profundidad está íntimamente ligada con el alcance. Michael Alley, en su libro “The Craft of Scientific Presentations”, muestra muy gráficamente la relación entre alcance y profundidad a través de las dimensiones de recipientes de volúmenes idénticos. Para una presentación con el tiempo fijo, es decir, para un recipiente de un volumen dado, se puede proporcionar una cantidad de información determinada. Cuanto mayor sea el alcance, menor será la profundidad y por tanto más difícil será satisfacer las expectativas de la audiencia. En contrapartida, cuanto menor sea el alcance, con mayor profundidad podrá tratarse el tema y más fácil será que puedan verse respondidas las inquietudes de la audiencia.

Cuando planifiques tu próxima presentación reflexiona sobre el alcance y profundidad de la misma, teniendo en cuenta las expectativas y conocimientos de tu audiencia. Y cuando te decidas por un nivel de profundidad y de alcance, refléjalo en el título. Por supuesto, en el documento que entregues a la audiencia puedes profundizar mucho más en cada detalle y aspecto tratado o incluso extender el alcance. Pero en tu presentación céntrate en lo esencial.

¡Feliz inmersión!

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