Sí, sí, ahora está muy de moda el buenrollismo a la Mr. Wonderful y eso de decir que «yo celebro mis fracasos». Pero lo cierto es que, ante el toro solos en el ruedo, los directivos exhiben una tolerancia-cero al fracaso. Esta intolerancia los bloquea a la hora de explorar nuevos caminos en sus presentaciones y en las de sus equipos. Incluso aunque comprendan intelectualmente que pueden e incluso deberían fracasar, hacen todo lo posible para evitar pasos en falso. Buscan jugar sobre seguro a toda costa.

Los errores son la consecuencia inevitable de intentar cosas nuevas

Y como tales, esos errores son valiosos. Si eres un directivo, puedes aumentar el retorno sobre tus propias presentaciones fallidas y las de tu organización siempre que extraigas rigurosamente valor de ellas, impulsando (y midiendo) sus beneficios a la vez que minimizas sus desventajas. Suena fantástico, ¿verdad? ¿Y cómo es posible?

Dos profesores de escuelas de negocios nos proponen en su artículo Increase Your Return on Failure tres pasos que puedes dar para mejorar el retorno sobre los fracasos de los proyectos de tu organización:

  1. Estudia proyectos individuales que no obtuvieron los resultados deseados y gana todos los insights posibles de ellos.
  2. Cristaliza esos insights y magnifícalos gracias a su difusión a través de toda la organización.
  3. Haz una encuesta a nivel de la organización para asegurarte de que tu enfoque global está alcanzando los beneficios esperados.

Yo he adaptado estos pasos muy libremente para el caso de las presentaciones.

1APRENDE DE CADA FRACASO

Empieza por implicar a la gente en la reflexión sobre presentaciones que han decepcionado. Cuando una ponencia en un evento, o una reunión, o una visita comercial, o una charla de ascensor, o cualquier otro tipo de presentación, no ha salido según el plan, tienes la oportunidad de desafiar tus creencias y ajustarlas. Haz inventario de lo que la presentación te ha enseñado, de los activos:

  • ¿Cómo investigáis las necesidades y preferencias de las múltiples audiencias? ¿Qué dais por sentado que deberíais cambiar?
  • ¿Qué habéis aprendido sobre nuevas tendencias en comunicación? ¿Cómo deberíais ajustar vuestro estilo de comunicación?
  • ¿Cómo establecéis los objetivos de una presentación? ¿Qué métricas utilizáis para medir su éxito?
  • ¿Cómo recabáis feedback realmente útil? ¿Qué hacéis posteriormente con él?
  • ¿Qué habéis descubierto sobre vuestros flujos de trabajo a la hora de crear presentaciones? ¿Cómo de eficientes son vuestros procesos, estructura y cultura?¿Cómo hicisteis crecer vuestra capacitación individual y en equipo a la hora de hacer presentaciones? ¿Qué fortalezas y debilidades destacan?

Por otro lado, las presentaciones mediocres le cuestan un dineral a tu empresa. Elabora una lista de los pasivos:

  • Los costes directos de la presentación: tanto en tiempo (elaboración, desplazamientos) como en dinero (dietas, bancos de imágenes, ayuda profesional externa).
  • Los costes indirectos: tanto externos (reputación, coste de oportunidades perdidas), como internos (excesivo consumo de atención de la dirección, daño a la moral del equipo).

Por supuesto, ambas listas no son ni mucho menos exhaustivas. Si estás interesado, podemos ayudarte a refinarlas para tu propio contexto corporativo. Hemos comprobado al trabajar con grandes empresas que cuando se fuerza a pensar de esta manera se produce un potente impulso para aplicar todos los efectos positivos de la experiencia a la mejora de futuras presentaciones.

2COMPARTE LAS LECCIONES

Reflexionar sobre los fallos personales resulta sin duda útil. El verdadero retorno llega cuando las lecciones se difunden a toda la organización. Los beneficios se magnifican con un efecto de bola de nieve cuando se hacen circular la información, las ideas y las oportunidades para mejorar obtenidas de las presentaciones fallidas.

Es más, el aprendizaje compartido fomenta iniciativas futuras. Al reflexionar sobre lo positivo, se refuerza una cultura de confianza y crecimiento que pavimenta el camino hacia presentaciones más arriesgadas.

El efecto es más poderoso cuando se celebran revisiones de presentaciones que sean:

  1. Rápidas, directas al grano.
  2. Frecuentes, tanto cuando las presentaciones salen bien como mal.
  3. Con visión de futuro, con un énfasis en el aprendizaje.

La clave reside en capturar lecciones relevantes con anécdotas o historias que arraiguen más allá del grupo o departamento protagonista y con el tiempo pasen a formar parte del folklore de la organización.

3REVISA TU PATRÓN DE FRACASO

Distánciate para gozar de una visión global, una vista de pájaro del estado general de las presentaciones en tu organización:

  • ¿Estáis aprendiendo de cada presentación fallida?
  • ¿Estáis compartiendo las lecciones aprendidas?
  • ¿Os están ayudando a mejorar vuestra estrategia y ejecución?

Los fracasos duelen menos cuando les extraes el máximo valor

Si aprendes de cada error, grande o pequeño, compartes esas lecciones y periódicamente verificas que estos procesos están ayudando a tu organización a moverse más eficazmente en la dirección correcta, tu retorno sobre el fracaso subirá como un cohete. Afrontados desde el marco mental correcto, los errores son una inmensa fuente de aprendizaje.

[¿Quieres saber cómo refinar tus presentaciones, aprender de tus errores y aplicar las lecciones aprendidas? Sigue leyendo en El Superhéroe de las Presentaciones.]

DIÁLOGO ABIERTO

¿Cómo afrontas tus fracasos en presentaciones?

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