En mis cursos sobre exposición oral me harto de ver con qué brutalidad se autoevalúan los participantes. ¡No hay juez más severo que uno mismo! Cuando se ven en vídeo, se dicen cosas que no le dirían a su peor enemigo. Y no todo lo hacemos mal. Ya expliqué en una entrada reciente, Si no te ves en vídeo, no tienes ni idea de cómo hablas en público: Analízate con la herramienta Plus/Delta, que conviene ver primero lo que nos gusta y luego, ver qué cambiar para la próxima ocasión. Por desgracia, ¡nos cuesta tanto ver algo positivo en nosotros mismos!

He comprobado a lo largo de los años que, ante una mala actuación durante una presentación, la gente suele reaccionar de una de dos maneras:

  1. Echando balones fuera: adoptan una postura defensiva y culpan a otros de su pobre rendimiento: que si no me lo preparé, que si no me avisaron con tiempo, que si me pusieron una reunión, que si me han cambiado la versión del PowerPoint, que si no me entregaron los datos a tiempo, … Esta conducta puede que te haga sentir bien en el momento, pero está claro que así no vas a progresar ni mejorar.
  2. Autoflagelándose: agarran el látigo y no dejan de fustigarse: que si soy un inútil, que si no se me da bien, que si nunca voy a mejorar, que si no he nacido para esto, que si es muy difícil y yo no tengo paciencia, … Está bien asumir la porción de responsabilidad, pero a la larga, así estás coartando tu potencial de desarrollo y tampoco vas a progresar ni a mejorar.

Vamos, que las dos reacciones típicas ante los reveses al presentar no nos van a ayudar a crecer como comunicadores. ¿Qué nos dice la Ciencia sobre cómo reaccionar de manera más constructiva? Pues agárrate, porque seguro que no te lo esperabas.

DATE UN RESPIRO: EL PODER DE LA AUTOCOMPASIÓN

En un reciente artículo publicado en la revista Harvard Business Review, Give Yourself a Break, la profesora Serena Chen presenta varios trabajos de investigación que muestran que ante los contratiempos deberíamos responder con autocompasión: siendo amables con nosotros mismos en lugar de críticos, reconociendo que todo el mundo comete errores y evitando regodearnos en la caída.

No me cabe duda de que todos queremos mejorar nuestras habilidades de comunicación. Un requisito clave para la mejora pasa por tener una evaluación realista de dónde nos encontramos: de nuestras fortalezas y de nuestras limitaciones. Convencerte a ti mismo de que eres mejor de lo que eres conduce a la complacencia; pensar que eres peor de lo que eres, conduce al derrotismo. Cuando te tratas con compasión, es más probable que llegues a una autoevaluación realista, el punto de partida de la automejora.

SI TE PONES A ELLO, LO HARÁS MEJOR

Es más. Según Serena Chen, la autocompasión puede fomentar que la gente adopte un marco mental de crecimiento. ¿Eso qué significa? Las personas con marco mental fijo creen que sus cualidades están prefijadas desde la cuna y que no hay esperanza de cambiar. En cambio, las personas con marco mental de crecimiento creen que las cualidades y características de las personas son maleables y, por lo tanto, son más capaces de poner empeño y practicar, permaneciendo positivas y optimistas.

Aparentemente, según Chen, la autocompasión pavimenta el camino hacia nuestra automejora al acelerar nuestro deseo de hacerlo mejor, alentándonos la creencia de que la mejora es posible y motivándonos para trabajar más duro.

CÓMO FOMENTAR LA AUTOCOMPASIÓN

La profesora Chen sugiere recurrir a un checklist con los tres atributos empleados por los psicólogos para definir la autocompasión:

  • ¿Estoy siendo amable y comprensivo conmigo mismo?
  • ¿Reconozco que las limitaciones y los errores son experiencias compartidas por todos?
  • ¿Estoy poniendo mis sentimientos negativos en perspectiva?

También propone escribirse una carta a uno mismo, como si fueras un amigo o familiar muy querido. Seguro que a un amigo que te preguntara por tu opinión nunca le dirías las salvajadas que te dices a ti mismo. Estas cartas pueden impedir las espirales de autodefensa o de autoflagelación.

Y si al principio no te sale ser compasivo contigo mismo, ¡no te fustigues! Ten compasión de ti.

curso excellence

DIÁLOGO ABIERTO

¿Cómo reaccionas ante tus propios reveses al presentar?