A menudo me preguntan: “¿Cuántas transparencias debería tener una presentación?”, y yo maliciosamente respondo: “¿Por qué no ninguna?”. ¿Por qué usar transparencias repitiendo con texto todas y cada una de las frases del ponente? Para mucha gente la respuesta es el miedo: las transparencias funcionan como una red de seguridad para nuestras presentaciones.
Idealmente, las transparencias actúan como unos prismáticos. Éstos los usamos cuando queremos ver un objeto lejano, pero jamás los llevamos puestos todo el tiempo. De igual modo, las transparencias deberían amplificar tu mensaje, no repetirlo constantemente. Si no lo mejoran, entonces no aportan nada, sólo distracción, y deberían eliminarse. Cuando tus palabras no alcancen para explicar un concepto o idea, entonces sí, usa transparencias:
- Usa fotos para mostrar evidencias.
- Usa gráficos para presentar información compleja de manera compacta.
- Usa vídeos o animaciones para ilustrar procesos.
- Usa modelos en 3D para hacer visible lo que sólo existe en la imaginación.
- Usa diagramas para expresar visualmente sistemas complejos.
Tú eres el visual número uno de tu presentación
Nos han enseñado desde niños a tomar notas en lugar de prestar atención. Como presentador, tus acciones sobre el escenario deberían demandar atención. Si pones una transparencia llena de texto, estás invitando a la audiencia a leer y tomar notas. Su atención no puede dividirse: o prestan atención a la transparencia o te la prestan a ti, pero es imposible prestar atención a los dos simultáneamente. Sobre el escenario, tú debes ser el protagonista y no PowerPoint.
Si las vas a usar, crea transparencias visualmente atractivas, con poco texto, idealmente no más de 100 caracteres. Si usas frases cortas, serán fácilmente tuiteables. Si el diseño de tu transparencia es impactante, algunos asistentes incluso la fotografiarán y la retransmitirán a través del backchannel. Y asegúrate de que todas tus transparencias pasan el Test de la Mirada. Aprende de maestros de las presentaciones como Steve Jobs. Ellos te enseñarán a abrazar el vacío.
La pregunta correcta no es cuántas transparencias debería tener tu presentación, sino cuál es la historia que quieres contar. Las presentaciones extraordinarias casi nunca lo son por sus transparencias, sino por la personalidad del orador y la historia que tiene que contar.
Entradas relacionadas
Una presentación no es un documento
Cuánto debería durar una presentación
Si te piden una presentación, no des un documento
DIÓLOGO ABIERTO
¿Cuántas transparencias sueles usar en tus presentaciones?
Insisto. Lo importante no es el número de transparencias, sino lo bien que transmiten la información. Las transparencias tradicionales llenas de texto no sólo no ayudan a comunicar tu mensaje, sino que obstaculizan la comunicación. Exige más esfuerzo, sin duda. Pero es el precio a pagar por huir de la mediocridad en busca de la excelencia.
Yo me estoy aplicando seriamente con este punto, tratar de poner lo menos posible, imágenes, una frase….A veces cuesta pero creo que la compensación es grande…
Definitivamente las menos posibles, para expresar lo necesario como complemento de lo que tenemos que decir sobre el tema. Hay que integrar más mutimedios y así activar las inteligencias múltiples de nuestro espectador. No sé si queriendo dejarles tanto contenido, tratamos de alar demasiado la cuerda o los empujamos mucho. El punto es que no hay balance y tenemos que re-educarnos para re-educar. Menos es más… pero bien utilizado. ¡Gracias por el artículo!
A veces hay hasta quienes utilizan letra abundante y pequeñita, como si costara mucho dinero hacer alguna más. O quien recicla presentaciones anteriores, sin cambiar incluso datos que corresponden a esas otras.
Como siempre, el número adecuado… el que se necesite, ni una más, ni una menos 😉
Yo siempre le digo a la gente: el espacio de transparencia no es como el metro cuadrado de Madrid, no te cobran por él, ¡deja espacio vacío! Puedes usar mil transparencias si quieres, que no te cobran. La cuestión no es cuántas transparencias usar, sino qué contar. Si tienes claro qué contar, las transparencias vendrán solas, sean cuantas sean.