Esta entrada ha sido amablemente escrita por Luis Miguel Díaz-Meco, responsable de comunicación en una institución pública, consultor y docente.

Si tuvieras que elegir una sola clave para aplicar en tus presentaciones, en las ocasiones que tengas que hablar en público, en tus clases o incluso en conversaciones profesionales o personales, ¿cuál sería?

Piénsalo unos segundos. Anótala. Al final del artículo veremos si coincidimos.

“Es imposible predicar y ser escuchado [comunicar, en definitiva] sin distraer o entretener.”

—Eduardo Punset, El sueño de Alicia

Tendemos a pensar que hablar bien en público es una cualidad de superhombres, que solo está al alcance de unos cuantos elegidos. Y no es así, el buen uso de la comunicación es una ciencia y una técnica que puede aprenderse. Solo es preciso interés y practicar, practicar… y practicar.

Es más, todos conocemos buena parte de los elementos que funcionan para trasladar un mensaje, influir y persuadir. Piensa, si no, a cuántas conferencias, charlas, clases… has asistido a lo largo de tu vida.

Aquellas de las que mínimamente recuerdas algún aspecto (positivo o negativo) son las que pueden darte mayor cantidad de información. ¿Por qué no las has olvidado? ¿Qué y cómo te hicieron sentir?

Algunas otras pistas:

  • El tiempo. Todavía no conozco a nadie que se haya quejado de una intervención demasiado corta. Así que no agotes el tiempo que te ofrezcan, sé directo y ve al grano. Ofrece la oportunidad de establecer un verdadero diálogo con el público, al término de tu intervención.
  • Sé, muéstrate vulnerable. Los superhéroes, para los cómics. Si tu actitud es altiva o distante, provocarás rechazo. Si cuentas alguna anécdota o experiencia personal de fracaso, duda o temor, te granjearás la simpatía (y empatía) de la audiencia.
  • El conocimiento es limitado; el nuestro, mucho más. Recuerda que solo es posible saberlo todo sobre nada, si parafraseamos a Marx. Sé humilde y no tengas miedo a ignorar algo o a equivocarte, ¿quién no lo hace?
  • Contrariamente a lo que suele pensarse, cuanto más árido sea el tema o más delicada la situación a la que nos enfrentemos mejor funciona una dosis de humor.

“En las crisis, el sentido del humor es algo muy serio.”

—Luis Rojas Marcos, Superar la adversidad

  • Y no olvides, nunca, ser tú mismo. En comunicación, hay toda una serie de técnicas que conviene dominar pero, al final, lo que realmente establece la diferencia es nuestro sello personal. Seguramente no seremos los más altos, ni los más rubios, ni los más guapos, pero si te presentas como lo que eres, lo que sientes y lo que vives, ahí no tienes competencia. Eres único.

Y ahora, volvamos a la pregunta inicial, al título del artículo. ¿Cuál es esa cualidad que marca la diferencia?

Preocuparte más por tu público, por sus necesidades e intereses, que por ti.

“Se pueden ganar más amigos en dos meses si se interesa uno en los demás, que los que se ganarían en dos años si se hace que los demás se interesen por uno.”

—Dale Carnegie, Cómo ganar amigos e influir sobre las personas

Porque, como ocurre en todos los ámbitos de la vida, lo más importante son las personas.

Tan simple… y tan complicado, a la vez.

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DIÁLOGO ABIERTO

Y tú, ¿cuál crees que es la clave de la comunicación?