A todos nos preocupa aparecer ante un público y cometer errores. Antes de nuestra presentación la mente, traviesa como es, suele preferir imaginar todo aquello que podría salir mal en lugar de lo que podría salir bien. Eso nos pone nerviosos, como es lógico. Cualquiera que esté interesado en aprender a descubrir estas trampas de la imaginación y a eludirlas puede encontrar las claves que necesita en libros o en nuestros cursos sobre El Arte de Presentar. La información está ahí, al alcance de todos.

1¿Es malo estar nervioso antes de hablar en público?

Los alumnos que asisten a los talleres que imparto me plantean con frecuencia preguntas como “¿es malo estar nervioso antes de hablar en público?” o “¿alguna vez me desaparecerán estos nervios?”. Es natural desear sentir una confianza inquebrantable en uno mismo justo antes de hablar en público, pero eso que llamamos veteranía es algo que se adquiere con la práctica y con el paso del tiempo. No se me ocurre otro camino.

2La historia de Ángel

Hoy quiero contarte una de las historias con las que suelo responder a esa clase de preguntas. Durante una década viví en Salamanca. La oferta de actividades culturales en aquella preciosa ciudad universitaria era muy variada y atractiva. Al margen de los espectáculos de gran presupuesto y renombre, uno en especial, organizado con medios y fondos escasos pero interpretado con talento por un grupo de artistas locales, conseguía eclipsar a todos los demás cada vez que se programaba: el Gran Café Teatro de la Vega, un espectáculo de variedades, canalla y burlesco. Cómicos, conjuntos de jazz, cantaores flamencos, ilusionistas y artistas inclasificables entretenían hasta bien entrada la madrugada a un público cómplice y entregado que bebía y fumaba a placer sentado sobre incómodas sillas entorno a mesas que siempre resultaban demasiado pequeñas.

Ángel era el presentador de todo aquello, el encargado de entretener al respetable mientras los artistas se preparaban detrás del telón. Con su verbo fácil y mordaz, este actor y escritor de obras teatrales conseguía hacernos llorar de risa a todos con sus críticas a la gestión incompetente de los políticos locales y con su particular visión de las cuestiones de actualidad.  Por ser amigo del ilusionista del grupo, el gran Nacho Casal, a menudo yo charlaba con los artistas en sus camerinos antes de que salieran a escena. En una ocasión le pregunté a Ángel: “Oye, Ángel, con tantos años que llevas representando tus monólogos ante tantos públicos diferentes, tú ya no te pondrás nervioso, ¿verdad?”. Todavía recuerdo lo que me respondió: “Siempre estoy un poco nervioso, pero no son nervios de miedo o inseguridad, claro. Son los nervios de querer hacerlo bien. El día en que no los sienta justo antes de salir a escena, me preocuparé, porque querrá decir que lo que hago habrá dejado de importarme”.

¿Qué quiero decirte con esta historia? Que no pasa nada por estar nervioso. Es natural. Pero aprende a distinguir: ¿a qué se deben esos nervios? ¿Quizás no te has preparado lo suficiente y lo sabes? ¿O son los nervios de querer hacerlo bien? La mejor técnica para que desaparezca el miedo y la inseguridad es preparar y ensayar tu presentación a conciencia. Después de eso, no luches por aplacar los nervios de querer hacerlo bien, de dar lo mejor de ti mismo. Antes al contrario, acepta su invitación y empléate a fondo. Tu público lo notará. Puedes estar seguro.

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Cómo gestionas los nervios antes de salir a escena? ¿Qué trucos o técnicas utilizas?

[Créditos: Nervous diseñado por Dani Rolli.]