Recientemente quedé a tomar un café con mi amiga Marta Romo de Be-Up y me saludó con una agradable sorpresa: un ejemplar de su último libro Entrena Tu Cerebro. Trata temas tan interesantes y está escrito en un estilo tan directo y cómodo que lo devoré durante el fin de semana. Aquí te comparto algunas claves que me llamaron la atención sobre la relación del juego con el aprendizaje.

Con el cerebro sí se juega

El juego es atractivo para el cerebro porque hay movimiento, cambio, pasan cosas inesperadas… Al cerebro le interesa lo que cambia, no lo constante. El cerebro se habitúa rápidamente. Seguro que te habrá ocurrido que estás trabajando y arranca el molesto ruido de una máquina taladradora. Al cabo del rato, terminas ignorándolo. O entras en una habitación con un olor muy fuerte (imagínate dónde) y después de unos minutos ya no lo hueles (aunque hayas contribuido a empeorarlo).

Cuando algo resulta muy monótono, nuestro cerebro desconecta

La atención no se sostiene ante algo muy lineal. El juego es la consecuencia de una mente muy activa. Por ello resulta tan potente introducir en presentaciones el juego, junto con la emoción de la sorpresa que le suele acompañar.

Marta Romo nos explica cómo en estas circunstancias el cerebro de tu audiencia segrega dopamina, epinefrina y norepinefrina: la química del efecto aprendizaje. Sabemos por la psicobiología del aprendizaje que la información se sintetiza en el cerebro mientras dormimos, en la fase REM. Y esta síntesis no sucede si previamente no se han segregado las sustancias anteriores. El juego crea un entorno que favorece explorar, descubrir y memorizar.

La emoción que fija los recuerdos y que por tanto ayuda al aprendizaje es la sorpresa

Recibir una sorpresa antes o después del aprendizaje refuerza la memoria. Los eventos que despiertan emociones (ECS o Emotionally Charged Event) tienden a recordarse mejor que los neutrales. La publicidad lo sabe desde antiguo y lo hemos visto poner en práctica en innumerables anuncios. Apelan a tres características de nuestro cerebro profundamente enraizadas: la detección de oportunidades reproductivas (es decir, estímulos sexuales), la percepción de una amenaza para la supervivencia y el ajuste de patrones (la búsqueda de semejanzas en nuestro entorno con algo que ya conocemos). Usar las tres garantiza la máxima atención.

Busca introducir el juego, la emoción y la sorpresa en tus presentaciones y comprobarás cómo conseguirás aumentar la atención, mejorar el recuerdo y hacer más agradable la vida a tu audiencia.

No hay edad para el juego. El ser humano necesita retos. Proporciónaselos a tu audiencia mediante el juego.

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Entrena tu cerebro

 

DIÁLOGO ABIERTO

Cuéntanos, ¿de qué manera introduces el juego y la sorpresa en tus clases y presentaciones?

[Créditos: Brain, de Shutterstock.]