Todos los profesionales a los que ayudamos en el servicio de coaching de El Arte de Presentar son competentes y conocen a fondo su especialidad. Todos se esfuerzan por presentar su material correctamente. No obstante, lo normal es que lo hagan sin gracia y que resulten pesados. Antes de que sigas leyendo, quiero hacer una advertencia: por favor, no creas que estoy proponiendo que una presentación debe ser un show. En absoluto.

Por lo general, el objetivo de una presentación de trabajo es ayudar a la toma de decisiones, y el de una gran presentación de auditorio, inspirar y emocionar a la audiencia. Pero en ambos casos la situación es esencialmente la misma: una persona necesita comunicar información a una audiencia para producir un resultado. Y todos, sin que importe mucho nuestra edad, educación, y carácter, preferimos que nos cuenten las cosas con gracia y «saber hacer» antes que sin ello. De lo contrario, la pesadez y el aburrimiento se apoderan pronto de cualquier audiencia, hasta la más entregada. Para evitarlo, harás bien en tener en cuenta las siguientes dos claves:

Enriquece tu presentación con contenidos variados
La variedad de contenidos es la madre de cualquier presentación amena y dinámica. Estructura tu presentación en bloques de entre 5 y 10 minutos. Procura que sus contenidos se diferencien y provoquen actitudes y estados anímicos distintos: atención, reflexión, colaboración, trabajo en equipo, diálogo, dificultad, etc. Durante la fase de estructuración de tu contenido, no pierdas de vista el símil de la montaña rusa para construir una vivencia de comunicación rica en emociones. Piensa por un momento en los grandes éxitos cinematográficos que se estrenan en verano y en la Navidad. ¿Qué suelen tener en común? Que son historias muy ricas, repletas de acción y sorpresas. Si en todo el mundo las multitudes llenan las salas de cine para disfrutar con ellas, ¿no crees que puedes aplicar en cierta medida esos mismos recursos argumentales en tus presentaciones? ¡Por supuesto que sí!

Dota a tu presentación de un ritmo adecuado cuidando las transiciones
Todos tus contenidos deben sucederse sin interrupciones. La clave para dotar de ritmo escénico a tu presentación es este adjetivo en inglés: seamless. La idea se expresa en español con dos palabras y no resulta tan directa: sin costuras. Cierra todas las costuras de tu presentación. ¿Qué son las costuras? Son esos momentos de silencio que se producen a lo largo de tu exposición entre el final de algo y el comienzo de lo siguiente. Normalmente, los provocarás de modo inconsciente cada vez que termines una sección o cambies de medio (por ejemplo, al pasar de proyectar diapositivas a mostrar un vídeo). Te pongo dos ejemplos que veo habitualmente:

  1. El presentador termina de contar una parte de su contenido. Calla. Se gira hacia la pantalla. Pulsa el pasador de diapositivas para proyectar la siguiente. Entra la diapositiva. La mira unos instantes. Vuelve a mirar a la audiencia. Vuelve a hablar y retoma su exposición.
  2. El presentador termina una sección. Calla. Se gira hacia la pantalla. Pulsa el pasador. Entra la siguiente diapositiva: es un vídeo. En silencio, el presentador se acerca al ordenador. Agarra el ratón y lo coloca sobre el botón de comienzo del vídeo. Mira a la audiencia y explica rápidamente el contenido del vídeo. Calla. Pulsa el ratón y comienza el vídeo. El vídeo termina. El ponente regresa al lugar que ocupaba anteriormente, junto a la pantalla. Pulsa el pasador para proyectar la siguiente diapositiva. Continúa hablando.

¿Te das cuenta de dónde están las costuras? ¿Puedes notar los silencios y los momentos donde nada ocurre? ¿Sientes que estas secuencias de acciones carecen de ritmo y de interés, que son intrínsecamente aburridas?

Recuerda: seamless. Sin costuras. Identifica y repara todos estos «instantes muertos». Mejorará el ritmo de tus presentaciones y resultarás más ameno. Tus audiencias te lo agradecerán.

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Cómo es el ritmo de tus presentaciones? ¿Qué haces para manejarlo deliberadamente?

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