Esta mañana me he despertado filosófico, preguntándome qué es una presentación. Tras acercarme al RAE en busca de la definición, he comprobado con asombro que no viene recogida ninguna relacionada con las presentaciones tal y como las entendemos nosotros.
A lo largo de nuestra vida, vamos asignando nuestro propio significado a las palabras mediante asociaciones ancladas a objetos y experiencias. Para éste la palabra presentación evoca transparencias atiborradas de listas de viñetas y gráficos de quesitos y barras. Para ése presentación dispara recuerdos penosos de nerviosismo y ansiedad insoportable hablando en público. Para aquél presentación significa largas tardes de tedio mortal en salas en penumbra oyendo a ponentes leer monótonamente texto de una pantalla. ¿En qué piensas tú?
No hay respuestas correctas o incorrectas, las palabras significan cosas distintas según el punto de vista de cada cual. Si lo dudas, reúne a un grupo de gente y pídeles que definan el significado de palabras como “amor”, “belleza” o “justicia”.
Lo que tú y yo entendemos por presentación son realidades distintas
Cada uno de nosotros experimentamos el mundo de una forma única. El lenguaje actúa como un filtro: es un mapa de nuestros pensamientos y experiencias. Respecto a las presentaciones, usamos la misma palabra para denotar dos realidades completamente diferentes y al final terminamos mezclándolas en nuestro modelo mental.
Por un lado, llamamos presentación al acto vivo de comunicación donde un ponente expone desde el corazón sus ideas delante de una audiencia formada por personas con sus inquietudes, problemas e historias personales. Si no estuviste, te la habrás perdido irremisiblemente.
Por otro lado, llamamos igualmente presentación al documento muerto creado típicamente en PowerPoint que se cuelga en Internet, se envía por email o se imprime en papel y se reparte a los miembros de la audiencia. Siempre estará disponible.
Las grandes presentaciones se alejan de los informes y se acercan a las historias
La forma de afrontar las presentaciones será completamente distinta en función de si para nosotros una presentación es un documento muerto o un acto vivo.
En el primer caso, pondremos el énfasis en el texto, en los datos, en las largas listas de características, en leer transparencias, en un estilo severo y formal, en hablar desde detrás de una mesa o atril, en lo analítico y racional.
En el segundo caso, pondremos el énfasis en las imágenes, en las historias, en el asombro ante las características, en hablar desde el corazón, en un estilo entusiasta y apasionado, en movernos libremente por el escenario, en lo emocional y humano.
La presentación como acto vivo aumenta el potencial de conexión, humaniza el contenido, asume riesgos. La presentación como documento muerto desconecta, deshumaniza, juega sobre seguro. No te escondas detrás de documentos muertos, sal y ofrece un acto vivo.
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¿Qué es para ti una presentación? ¿Qué pensamientos, creencias, recuerdos evoca en ti la palabra presentación?
Tiempo sin revisar y mirad con que me encuentro. Una temática que se viene discutiendo coloquialmente en mi centro de labores, a lo cual la mayoría de colegas entienden que una presentación es un PowerPoint (Keynote, Impress, Prezi entre otros) y cuando les digo que eso es solo una herramienta, me tildan de iluso, entre los adjetivos calificativos más leves o suaves. Aunque el termino más acertivo es: «Presentaciones Académicas Universitarias» donde el ponente, sea bien docente o estudiante, debe vender, enamorar, cautivar con su idea a transmitir. Cosa que no ocurre ni en las defensas de tesis, en las cuales veo que la ponencia se convierte en una lectura grupal. Cómo hacer evidencia teórica que eso no es una presentación? Cómo sustentar que este cambio es inevitable? Cómo hacerles entender que es mas improtante lo que transmitimos con palabras que lo que dice la pantalla (lo que para mi debe ser solo un complemento fortalecedor del mensaje). A veces quiero tirar la toalla y en otras encuentro aportes como este lugar para seguir adelante. Gracias por estar allí.
Poco a poco vamos evangelizando. Yo voy notando mejoría. Aunque lentamente, cada vez en más empresas van aceptando la diferencia entre presentación como documento y el acto vivo de comunicación que es la presentación oral, que se hace con o sin diapositivas. Las diapositivas que se proyectan en pantalla y la documentación impresa para repartir son documentos en formatos muy, muy distintos.
Una presentación deberia dejar un mensaje vivo de un documento muerto, en el intercambio del mensaje que es la comunicación humana.
Muchas gracias por vuestras definiciones y comentarios. Tristemente, como apunta Iñaki, la práctica totalidad de transparencias que vemos son o guiones para usar uno mismo a modo de red de seguridad o documentos para entregar a los asistentes. En ambos casos, muy alejadas de un apoyo para la audiencia, y por descontado desprovistas de pasión.
Es una oportunidad de mostrar con pasion una parte de tu experiencia profesional o personal que debe aportar algo a los asistentes.
Por desgracia, con frecuencia pienso en «pobrepoints».
Ayer mismo comentaba con un amigo qué es lo que pensaba hacer cuando me decía que una presentación: un guión para su speach, un documento para dar a los participantes o una presentación que apoyara y reforzara su discurso.
Una presentación para mí es una enfermedad de transmisión intelectual.