En todos los ámbitos de la Ciencia existen leyes inmutables. Seguro que estás familiarizado con las tres leyes de la Termodinámica. Y no digamos ya con las tres leyes de Newton. Si además eres aficionado a la literatura de ciencia ficción, también habrás oído hablar de las tres leyes de la robótica de Asimov. Las leyes científicas nos ayudan a explicar fenómenos complejos. Y si además vienen en grupos de tres, entonces incluso resultarán más fáciles de recordar y más atractivas a nuestro juicio crítico. Las leyes efectivas suelen tener algunas características en común: son sencillas, son pocas y son autosuficientes.

¿Y qué hay de la comunicación profesional? ¿Dónde están sus leyes? Recientemente cayó en mis manos un artículo firmado por Jean-Luc Doumont: The Three Laws of Professional Communication. En sus páginas propone tres leyes de comunicación modeladas precisamente según las tres leyes de la robótica de Asimov. Lo que más me sorprendió fue el paralelismo perfecto con los tres primeros pasos de la estrategia de comunicación que presento en mi último libro, El Superhéroe de las Presentaciones.

Veamos cuáles son estas leyes y cómo incorporarlas a tu comunicación profesional para hacer llegar tus mensajes.

LEY CERO: DEFINE TU PROPÓSITO

Se trata de un principio tan obvio que a menudo se pasa por alto. ¿Cuál es el objetivo de tu presentación? ¿A dónde pretendes conducir a tu audiencia?

PRIMERA LEY: ADÁPTATE A TU AUDIENCIA

Responsabilízate del resultado de tus actos de comunicación. Para optimizar tu comunicación, identifica las restricciones a las que te enfrentas y distingue cuáles están bajo tu control y cuáles no. Por supuesto, concéntrate en las que dependen de ti: adáptate a tu audiencia en lugar de esperar que ella se adapte a ti. Si la audiencia no capta tu mensaje, tú y solo tú eres el único responsable, no ella. Al fin y al cabo, si quieres algo de tu audiencia, eres tú quien tiene que hacer el esfuerzo de comunicación y no al revés. De manera que si una estrategia de comunicación no te funciona, cámbiala. No repitas lo mismo una y otra vez.

SEGUNDA LEY: MAXIMIZA LA RELACIÓN SEÑAL A RUIDO

El ruido constituye un gran impedimento para la comunicación. Puedes combatirlo de dos maneras: o bien eliminarlo o al menos reducirlo, o bien compensarlo. Aquello que no comunica o clarifica tu mensaje (la señal), lo obstaculiza (el ruido). En comunicación, lo que no suma, resta. Cuestiona por tanto la relevancia de todo lo que incluyes en tu comunicación: en el contenido (tus palabras), en el diseño (tus materiales gráfico, impresos o proyectados en pantalla) y en tu exposición oral (tu cuerpo y tu voz).

“La perfección no se alcanza cuando no hay nada más que añadir, sino cuando no hay nada más que quitar.”

—Antoine de Saint-Exupéry

TERCERA LEY: UTILIZA UNA REDUNDANCIA EFECTIVA

Cuando el ruido no puede evitarse, se producen pérdidas. La redundancia compensa las pérdidas debidas al ruido. A veces se hace necesario decir las cosas dos veces: a través de la repetición y a través de la duplicación por canales distintos: los mensajes pueden ser pronunciados por el orador y repetidos por las diapositivas; un documento escrito puede seguir una estructura piramidal, revelada a través de su maquetación y diseño de títulos, párrafos e ilustraciones.

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DIÁLOGO ABIERTO

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[Créditos: Robots, de Shutterstock.]