En la entrada anterior examinamos algunos de los valiosos beneficios de ensayar antes de una presentación. Veamos a continuación algunas pautas para sacarles el máximo provecho a estos ensayos, inspiradas en los consejos de Javier Reyero en su libro “Hablar para conVencer”.

No valen los ensayos mentales

Ensayar no es sentarte delante del ordenador y repasar mentalmente qué es lo que dirás delante de cada transparencia. Eso no vale para gran cosa, excepto para engañarte a ti mismo. Ensayar significa ponerte de pie y repetir en voz alta palabra por palabra la idea o ideas asociadas a la transparencia como si estuvieras en el día de la presentación delante de la audiencia. El ensayo debe llevarte el mismo tiempo que la presentación final. Sólo así podrás entre otras cosas medirte el tiempo y saber si te pasas o te ajustas a los límites. Y recuerda que es una buena idea no agotar más del 80% del tiempo asignado.

No valen los ensayos mentales

No dejes nada al azar

Especialmente cuando tu presentación incluye elementos multimedia o demos, es muy importante que ensayes bien todo antes: los vídeos funcionan; el audio se oye bien; los programas se ejecutan sin problemas; los tamaños de letra pueden leerse, en caso contrario utiliza una herramienta de zoom; si llevas aparatos para demos, tales como teléfonos móviles, routers, cámaras de vídeo, antenas, o lo que sea, todos funcionan correctamente y tienen batería; etc. Por supuesto, debes probarlo todo antes en la propia sala donde realizarás la presentación.

No dejes nada al azar

Repasa las transparencias hasta memorizar los puntos importantes

Se ha insistido en infinidad de ocasiones sobre la idea de que las transparencias no deben contener todo el texto de tu discurso, porque en tal caso terminarás leyéndolas y la audiencia desconectará inmediatamente. En su lugar, cada transparencia debe ser simple, conteniendo una sola idea a poder ser, con poco texto, predominando el elemento visual. Evidentemente, cuanto menos texto aparece en la transparencia, mejor tienes que conocer tu material. Ensayando te asegurarás de que sabes qué decir ante cada transparencia, sin olvidar nada. Recuerda: las transparencias son un apoyo para tu discurso, no los protagonistas de la presentación. El protagonista eres tú. El público quiere verte a ti. Para ver unas transparencias, se queda leyéndolas en su casa.

Repasa las transparencias hasta memorizar los puntos importantes

Practícalo todo

No basta con sentarte delante del ordenador y «cantar» el discurso correspondiente a cada transparencia. El ensayo será mucho más beneficioso si lo practicas todo:

  • La voz: ritmo, cadencia, volumen, entonación, etc.
  • La mirada: siempre mirando al público a los ojos.
  • Los gestos y el movimiento de las manos: ante todo, naturalidad.
  • Las pausas entre transparencia y transparencia y en puntos clave del discurso.
  • La posición y los desplazamientos por el escenario.
  • El uso de objetos como presentadores remotos, punteros láser, notas, etc.
  • Las improvisaciones: anécdotas, historias, chistes, símiles, etc.
  • El tono del discurso: entusiasta, autoritario, apasionado, sereno, etc.

Practícalo todo

Grábate en vídeo

La mejor manera de comprobar que estás haciendo correctamente el ensayo y de detectar posibles errores es grabarte en vídeo. No encontrarás mejor maestro para el arte de presentar.

Grábate en vídeo

Ensaya con compañeros

Mejor aún si conocen el tema de la presentación. Ellos pueden señalarte fallos en tus argumentos, en la estructuración de los contenidos, en el diseño de tus transparencias y en la exposición. Debe primar la sinceridad y honestidad: que te digan siempre la verdad, sólo así sus comentarios te serán de ayuda.

Ensaya con compañeros

No ensayes el mismo día de la presentación

Ya es demasiado tarde para corregir nada y sólo serviría para ponerte nervioso si descubres fallos. En su lugar, relájate.

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